SOBRE IMAGENES

Este blog toma las imágenes de Google - Pinterest - para sus reflexiones sobre inquietudes y otros acontecimientos alumbrados desde el Evangelio. Pide de antemano permiso para ello y de no ser así ruego ser avisado para retirarlas.
Gracias.

martes, 30 de abril de 2013

UN MUNDO PARA TODOS



El debate está abierto, hay opiniones de y para todos los gustos: religión, familias, no familias, matrimonios, contratos, libre convivencia, mega ciudades, pueblos...etc. Vida, muerte, abortos, educación, libertad, ley... Cada cual dice lo que cree y vive como le apetece, pero no como se debe vivir en función del bien de todos...(ver aquí).

No creo que se deba entrar a debate o enfrentamientos, se trata de compartir experiencias buscando la verdad, que, sabido es, no está en uno sino que se reparte en todos. Desde la mía, observo lo siguiente: veo el mundo como una barca, donde la mayoría busca el mejor lugar: más comodidad, vida más fácil, un trabajo simple y bien remunerado, ocio, ofertas de diversión, sexo, disfrute, salud, deportes...etc., y vivir lo conocido hoy como "calidad de vida".

Es fácil vislumbrar que la barca quedará inclinada en poco tiempo, y el excesivo peso la hundirá. Los demás lugares han quedado desolados, despreciados y no preferidos por nadie. Pero la barca los necesita para mantenerse a flote, simplemente que nadie piensa en eso, sino en su propio yo. Así se hundirá la barca, llámese mundo, y todos sus pasajeros con ella.

¿Las causas? Qué cada uno saque sus propias conclusiones, pero lo importante será encontrar soluciones o caminos que nos ayuden a todos a mantener la barca a flote. De lo contrario, la barca se hunde mientras cada cual busca su propia solución.

viernes, 26 de abril de 2013

TOCADOS Y LIMITADOS



No cabe ninguna duda que somos seres imperfectos, pero también tocados por la naturaleza caída y por lo tanto, expuestos a toda imperfección que nos amenaza con destruirnos. Sabemos, por ejemplo, que si padecemos de azúcar no debemos tomar alimentos azucarados, pero no sentimos incapaces de cumplir tal prohibición y la incumplimos incluso a riesgo de poner en peligro nuestra vida.

Cada cual tiene sus defectos, sus viciós y sus tentaciones que le hacen muy difícil o imposible cumplir con sus más profundos deseos del bien o del amor. Porque en nuestro corazón habita el deseo de hacer el bien y de amar, pero también existe, como una loza, la inclinación del mal y del desamor.

Hay una lucha interior que se debate entre el egoísmo y la solidaridad, entre el amor y el desamor. Deseamos ser solidarios, pero somos egoístas. Y esa lucha de cada día dependerá de cómo queramos llevarla a cabo. Desde nuestras propias convicciones y proyectos, es decir, según mi voluntad, mis principios y mis ideales, o según la Voluntad de Dios que da la vida por mí y me ama hasta prometerme con su ayuda liberarme de mis esclavitudes.

Porque lo verdaderamente importante consiste en saber que yo nunca encontraré lo que busco, es decir, la felicidad y eternidad, pues en las cosas de este mundo no se encuentran. Mientras que adherido e injertado en Xto. Jesús, según su Voluntad, encontraré la salvación eterna anhelada. Esa es la diferencia y el valor de lo verdaderamente importante. Todo lo demás es perder el tiempo y gastarnos por las cosas vanas y caducas, que terminaran convertidas en pura basura.

martes, 23 de abril de 2013

¡VIVIR ES LO QUE IMPORTA!




La vida es lo primero que se nos da, detrás viene lo demás, que no llegaría si no hay vida. La vida es lo que buscamos conservar a todo coste. Pena que los hombres no nos demos cuenta que Jesús nos ofrece  conservar esa vida minúscula en una Vida Mayúscula, abundante en felicidad y eternidad. 

Nadie quiere morir y quien lo prefiere descubre que no anda en sus cabales. Porque el sentido común es que el hombre busca y persigue vivir para siempre. Es su caballo de batalla, y la lucha que mantiene contra su propia naturaleza. Por lo tanto, será absurdo que el propio hombre pueda decidir sobre la vida de los demás, y una gran contradicción que las madres puedan nombrarse dueñas de la vida de sus hijos.

La vida es un regalo que nunca entenderemos ni encontraremos explicación alguna que la explique. Un  espermatozoide y un óvulo se bastan para construir tan inmenso misterio. Si eso no explica el poder de Alguien que dirija y someta las leyes naturales, nada se puede entender. Todo se viene abajo. La existencia, pues, de ese Ser es un hecho más que demostrable. Quién es, es otro tema que cada uno debe buscar.

Mi vivencia es que yo me fío de Jesucristo, porque su revelación satisface mi búsqueda y mi esperanza. Cierto que tengo que fiarme y creer en Él, pero cierto es también que hay muchas razones que alimentan esa mi fe, y ingentes testigos que testimonian esa verdad en la que ardientemente creo. 

Me fío de aquellos que, dando su vida por Él (Jesús), ha proclamado la misma fe en la que yo creo también.



sábado, 20 de abril de 2013

ETAPAS EN EL CAMINO



Sin lugar a duda, nuestra vida es un camino. Un camino largo para unos, pero quizás algo corto para otros. No sabemos, ni nadie cuenta con nosotros el comienzo del mismo. Nacemos porque así lo deciden otros sin contar siquiera con nosotros. Por tanto, no elegimos el lugar ni a los padres, hermanos y familias. Tampoco la lengua, el país o el momento. Nacemos cuando otros disponen su colaboración en el nacimiento de mi propio ser.

Sin embargo, ese común denominador que a todos los hombres les une, nos sugiere ser hijos de un mismo Ser. Alguien que tiene el Poder de crear, y por tanto, crearnos. Los cristianos le llamamos Dios. Porque además de esa característica común de no contar con nosotros, tenemos también otras dos que nos han sido añadidas en nuestro nacimiento.

Y son que nacemos con un deseo infinito de felicidad y de eternidad... Feliz y eterno son dos cosas que toda persona lleva impreso en su corazón desde siempre, desde que pulula vivo en el seno de su madre y nace más tarde a la luz de este mundo. Un derecho que nadie tiene autoridad de arrancarle porque le viene dado de lo alto. Esa semejanza al Creador, felicidad y eternidad, solo se consigue con amor. Descubrimos así nuestro código genético espiritual: feliz, eterno y amor, semejanza con Dios.

En el camino de nuestra vida aspiramos a eso, a conseguir felicidad, y la buscamos en las diferentes etapas que recorremos según evolucionamos desde la niñez a la madurez. Hay etapas fáciles de recorrer porque la vida misma nos la propone atractivas y sorprendentes. Los primeros ideales, los juegos, el descubrimiento de los sentimientos, el amor, el sexo, el trabajo, la familia, los hijos... etc. son etapas que nos llevan de la mano y le dan sentido a nuestra vida.

Pero también vendrán nubarrones, oscuridades, cansancios, rutinas, enfermedades, contratiempos, de los que todos tenemos experiencias. Pronto descubrimos que la vida empieza a mostrarse dura y a exigirnos otros horizontes, pues en estos no encontramos esa satisfacción de felicidad, y menos de eternidad que habíamos comenzado a buscar desde muy temprano. 

Y continuar el camino dependerá de que encontremos el verdadero sentido que nos pueda llevar a encontrar esa máxima aspiración a la que hemos sido llamados desde el principio de nuestra vida: Ser felices y eternos. Ese verdadero sentido tendrá que ser alimentado, lo que significa que el alimento será algo necesario y fundamental. Y claro, hablamos de un alimento que alimente vida eterna, lo que realmente buscamos.

sábado, 13 de abril de 2013

¿DÓNDE BUSCAMOS LA VIDA?



Porque será muy diferente buscar donde hay vida que buscar donde no la hay. Sin lugar a duda, esta primera consideración nos lleva, al menos así debería ser, a hacer una serie reflexión. Y es que reflexionar es algo vital en nuestra vida y para nuestra vida. De tal forma que, la primera consideración que debemos hacer es ejercitarnos y habituarnos a reflexionar, como si dependiéramos de ello nuestra vida, al igual que el aire o el agua.

Buscamos la vida en las cosas que no tienen vida, y, por sentido común y lógica, en la muerte no puede hallarse vida sino muerte. Así, buscamos vida en todo aquello que aparenta tener vida, pero en poco tiempo se corrompe y se destruye. Buscamos alimento eterno en el poder, riqueza, pasiones, sentimientos, prestigio, honor, y experimentamos que, a pesar de darnos gozo y felicidad efímera, nos alimenta nuestra soberbia, nuestra avaricia, nuestro orgullo, envidia y suficiencia, haciéndonos más infelices e insatisfechos.

Lo experimentamos en nosotros mismos y también en los demás. Luego, la vida se empobrece, se esclaviza y se nos escapa de forma efímera e inútil. ¿Dónde, pues, buscar una vida más gozosa, más útil, más satisfecha y eterna? ¿Es posible encontrarla en otro lugar?

Hay muchos que así lo testimonian y lo proclaman. Una cosa es cierta, dentro de cada hombre hay un ansia de vivir eternamente y alcanzar la felicidad plena. Y eso les empuja a vivir y a buscar ese manantial de vida gozosa y eterna, pero en las cosas de este mundo no parece encontrarse. Sin embargo, parece que si hay esperanza de encontrar ese elixir en otro lugar, o mejor, en otra forma de vivir que algunos llaman amor. Ellos, los que experimentan y proclaman esa esperanza, lo hacen desde el amor recibido por Jesús de Nazaret que ha entregado su vida por cada uno de los hombres. Él ha vencido la muerte y vive eternamente en el gozo del Padre.

miércoles, 10 de abril de 2013

UNA VIRTUD HEROICA: LA CASTIDAD

 
El video de hoy tiene un grandísimo valor, porque como dicen por ahí “las palabras convencen, pero los ejemplos arrastran”, y la gran fuerza de este video radica justamente en esto, en el ejemplo. Se trata del testimonio de felicidad de quien recibiendo un gran don ha sabido valorarlo y cuidarlo como tal; y esto vale más que mil palabras. Se puede percibir la grandeza de esa alegría profunda de quien ha sabido amar en serio, a pesar de las grandes dificultades. El amor auténtico brilla, se impone. Es algo que se transmite y que no requiere de elaborados argumentos. Es como la luz de la que habla el Señor en el Evangelio, esa que alumbra toda la casa. Aquí podemos reconocer a alguien que ha recibido el don de una persona amada y ha sabido cuidar ese tesoro, ese regalo, a través del respeto, de la paciencia, del amor auténtico en todas sus dimensiones (física, psicológica y espiritual)… lo cual no es fácil, pues para llevar esto a cabo, se necesitan muchas virtudes, entre las cuales se encuentra la tan preciosa, pero hoy malbaratada y caricaturizada, virtud de la castidad. 

Ser casto (puro) tanto antes como durante el matrimonio es algo de verdad heroico. Deberíamos ser capaces de reconocer a los grandes héroes. Sin embargo, muy por el contrario, hoy en día no solo no los reconocemos, sino que los tenemos por cobardes. ¡Gran y absurda paradoja de nuestro tiempo! Hoy se tiene a la pureza como actitud de cobardes, de carcas o reprimidos. Y a mi parecer, este es un buen termómetro de cuánto hemos perdido el norte. Ya desde un buen tiempo muchas de las grandes virtudes han comenzado a ser tenidas como exageraciones cucufatas, mientras increíblemente muchos vicios han comenzado a ser celebrados como actitudes “con estilo”. Como me decía una vez un chico “hoy en día ser malo es bueno, porque te permite ser aceptado y reconocido por los demás”. Es por esto que nos cuesta reconocer a uno verdaderamente grande cuando lo vemos, como en este video. 

Ante este panorama, creo que la solución no van tanto en la línea de dar buenos argumentos (podríamos dar mil razones de porqué es mejor vivir la virtud de la castidad que no vivirla; podríamos discutir largamente sobre todas la consecuencias nefastas que ha generado la perdida de esta virtud actualmente), sino más bien lo que se necesita sobre todo son testimonios. Testimonios vivos y encarnados.

Personas que puedan mostrarle al mundo lo luminosa y feliz que puede ser una vida cuando se tiene un corazón puro. Que sean capaces de demostrar con sus vidas que hay personas por la cuales vale la pena esperar, pues el amor más puro se conquista a través del esfuerzo, del sacrificio, del respeto. Que puedan transmitir que la auténtica felicidad en una relación se construye aceptando al otro como un don preciado y frágil que se debe cuidar constantemente (aunque implique grandes renuncias). 

Solo entonces, solo con estos testimonios que irradien esa luz, es que podremos mirar la realidad en un modo diferente. Como sucedía con aquellos héroes griegos a los cuales el pueblo dirigía su mirada para saber como obrar, pues al encarnar la virtud con sus vidas, se volvían la medida de toda norma. Su luz brillaba en lo alto, alumbrando a todos los de la casa. Estos héroes que tanto necesitamos hoy, son lo que nosotros llamamos santos. 

 Daniel P.



domingo, 7 de abril de 2013

LA IGLESIA, SUS PUERTAS DEBEN ESTAR SIEMPRE ABIERTAS



Y de eso somos responsables los católicos comprometidos, porque, no por el hecho de estar bautizados nos comprometemos, pues la realidad nos revela que así sucede. Somos muchos católicos los que vamos a misa los domingos, pero muy pocos los que actuamos luego como católicos en el mundo que nos ha tocado vivir.

Los hechos nos dicen eso: se aprueba el aborto, se cierran las iglesias porque faltan seglares que las mantengan abiertas, se falta a la castidad, se vive según las apetencias y los intereses, y eso del compromiso bautismal es cosa más de un acto social, pero sin ninguna repercusión en la vida real.

Porque al parecer hay dos vidas: una religiosa o litúrgica, y otra social o verdadera. Es más importante la verdadera, porque es esa la que tiene incidencias y comportamientos de relación entre las personas, y de la que se derivan nuestras actitudes de convivencias y consecuencias.

De todo esto, deducimos que las iglesias permanecen cerradas porque los católicos solo las usamos para celebrar misas, más rituales y como un acto social, que como una experiencia y encuentro con un Dios vivo presente en las especies de pan y vino, que nos comprometa y nos salve. ¿Hasta dónde llega nuestro compromiso? ¿Realmente, vivimos nuestro compromiso de Bautismo?

Estas palabras del Papa Francisco nos pueden ayudar a reflexionar, ¡claro!, siempre si queremos hacerlo:

Iba con mis compañeros a un gran parque a celebrar como es costumbre un picnic y pasar el día cantando y bailando (celebraba el Día de la Primavera), pasamos por delante de la iglesia de San José de Flores, mi parroquia y sentí la necesidad de entrar en ella. Vi acercarse a un sacerdote que no conocía y que iba a un confesonario. Arrastrado por una fuerza que no sé explicar me acerqué a él y me confesé. Cuando terminamos le pregunté quién y de dónde era. Me dijo que correntino; estaba enfermo de cáncer; murió al año siguiente. Dios me primereó, me estaba esperando en aquel confesonario. Cuando me levanté supe que iba a ser sacerdote”.

jueves, 4 de abril de 2013

EL DÍA DE LA RESURRECCIÓN



Es el día más grande para el creyente, porque Jesús de Nazaret, abatido por el martirio de su calvario hacia la Cruz, y desechado de toda esperanza, pisoteado y ridiculizado por todos aquellos que se mofan y burlan de Él, ante el asombro de propios y extraños, Resucita.

El sepulcro está vacío, ¿dónde está el Cuerpo de Jesús? Todavía muchos incrédulos lo andan buscando, y desearían encontrarlo para acallar su soberbia y su conciencia, porque encontrarlo sería también perder ellos la esperanza de la vida eterna.

Porque todo hombre, creyente o no, busca el paraíso. Ese paraíso donde vivir sin preocupaciones, sin amenazas, sin mentiras, sin tensiones, sin sufrimientos, sin enfermedades, sin envidias, sin competencias, sin desagravios, sin soberbia, sin trabajos. Simplemente en paz, en eterno gozo y felicidad. Pero ese paraíso no se encuentra en la tierra. Al menos nadie lo ha encontrado, ni barruntas esperanzas de encontrarlo.

Porque todo aquí abajo es finito, caduco, y nada dura. Nuestro propio cuerpo se corrompe y tiene sus días contados. Por eso, la Resurrección de Jesús cambia todo. Todo empieza de nuevo; renacen nuestras esperanzas; la vida cambia y el elixir parece hallado: Jesús de Nazaret. En Él están puestas todas nuestras esperanza. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Perder de vista está llamada y vocación a la eternidad gozosa, me parece el mayor error que el hombre puede cometer. ¿Qué esperanzas tiene y en quien espera? Nadie, sino Jesús es la fuente de nuestra salvación. Pero solo, cuando despierte en ti ese deseo vital, como el aire que necesitas para respirar, podrás sentir el impulso de búsqueda hacia Jesús. Mientras, por mucho que oigas, leas y te digan, no darás el primer paso, iniciar tu cambio de vida. De una vida de muerte a una Vida eterna.

lunes, 1 de abril de 2013

LA FE SE HACE CAMINO



No se puede entender de otra manera. Ese darse cuenta no supone que quien lo descubre haga camino, pero bueno es intentarlo. Y eso si que no nos escusa y dice mucho de nuestra fe. Fe es empezar el camino, y empezar significa caminar. Por eso, en el camino construyes tu fe, la fortaleces y la afirmas. Pero en cuanto dejas de caminar, tu fe se ha parado y, parada se muere.

Porque creer en vivir, esperar, servir, amar... Jesús viene a traer la vida, lo contrario de la muerte, y una vida eterna en gozo y felicidad. Pero una vida que se alcanza en el camino del servicio por amor. Camino y cruz van de la mano, pues mientras el primero señala el recorrido, lo segundo, la Cruz, exige el servicio por amor. Y ambos fructifican en el gozo y la felicidad buscada eternamente.

Pero, bueno es tomar conciencia de lo que somos. Jesús ya lo sabe, nos conoce y al aceptar la Voluntad del Padre se compromete a aceptarnos también a nosotros. Por eso nos aguanta pacientemente, nos espera y nos ama hasta dar la vida. Sin embargo, somos nosotros mismos quienes no nos aceptamos, ni nos aguantamos y desesperamos. Debemos de tener muy en cuenta nuestras limitaciones, nuestros pecados, nuestros errores, nuestras apetencias y debilidades. Somos frágiles y decimos lo que luego no hacemos.

Pedro, la roca firme donde Jesús puso la dirección de su Iglesia, le falló muchas veces, y Jesús sabía de sus debilidades, y así y todo lo eligió. Pedro dudó, Pedro le negó, Pedro metió la pata muchas veces, pero Pedro creyó en la Misericordia del Señor, y eso es lo que basta para seguir el camino. Porque la Gracia del Señor es lo que nos transforma, nos hace fuertes y firmes para superar todas las pruebas por las que hemos de pasar.

También el Señor sabe cómo somos cada uno de nosotros, y nos espera, y nos llama, y nos ha dado una misión que, puede que nos parezca pequeña, pero es la misión que tenemos que llevar a cabo, y la que Él espera de nosotros. Pongamosno en Manos del Espíritu para que, descubriéndola, seamos capaces de ponerla por obra en nuestro camino. Camino que se hace alimento en el Pan y el Vino.
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