Hay momentos de incertidumbre, de inquietudes e incomprensiones. Hay momentos de confusiones, de grandes tribulaciones y, por qué no, tentaciones. Sí, no sólo es posible, sino cierto que el demonio está al acecho y vigilante para que, al menor descuido y síntoma de debilidad, caer sobre nosotros y arrastrarnos al precipicio. La Iglesia siempre estará sometida a esa tentación, pero, verdad es también, que los poderes del infierno no prevalecerán nunca sobre ella.
Hay también momentos en que los bautizados arrinconan al Espíritu Santo y se convierten ellos, quizás sin darse cuenta y sugeridos mal intencionadamente por el demonio, en sus propios espíritus santos, auto dirigiéndose ellos y viendo sólo su verdad. Son aquellos que miran sólo por la parte ancha del embudo y ven un horizonte muy recortado, estrecho y corto, Miran el mundo y los actos de los demás desde su propia verdad. Convendría que le dieran vuelta al embudo y lo vieran desde la parte mas estrecha, para que el horizonte se vislumbrara más amplio y alcanzara más realidades.
Igual que Jesús, los bautizados hemos recibido el Espíritu Santo en nuestro Bautismo. Y nuestro compromiso de bautizados consiste en dejarnos guiar por la Luz, la Fuerza y la acción del Espíritu Santo. Si así lo hacemos, todo cambia y se ve de otra forma. Hemos cogido, entonces, el embudo por la parte correcta. Es Jesús ese vino nuevo que deben conservarse en odres nuevo, porque lo viejo queda caduco y de mezclarse con lo nuevo se romperán. Dejemos salir de nuestros odres viejo ese vino corrompido y caduco que no nos deja oler el vino nuevo que ahora trae Jesús y beber de Él.
Jesús es el modelo, la referencia y el Maestro que, con su Vida y sus Obras, viene a enseñarnos y a marcarnos el camino a seguir. Jesús es el modelo del verdadero amor, y su estilo de vida nos descubre y nos enseña cómo hemos de amar. Testimonios de actuaciones antes personas como la adultera o la samaritana deben servirnos para alumbrar nuestras formas de pensar. Parábolas como la del padre amoroso respecto al hijo que abandona su casa, deben ser temas de reflexiones ante las críticas y diferencias que mantenemos dentro de la Iglesia. ¿No nos indica y prepara Jesús para que actuemos nosotros de la misma forma respecto a los que han pecado públicamente, están al margen de la Iglesia o viven separados de ella?
Quizás debemos de reflexionar mucho y mirarnos a nosotros mismos antes de mirar a la Iglesia con el embudo de forma incorrecta y hacerlo desde nuestra verdad, por la parte más ancha, pero de lo corto y limitado que dejamos la verdad del horizonte, al mirarlo simplemente por un pequeño orificio.
Quizás debemos de reflexionar mucho y mirarnos a nosotros mismos antes de mirar a la Iglesia con el embudo de forma incorrecta y hacerlo desde nuestra verdad, por la parte más ancha, pero de lo corto y limitado que dejamos la verdad del horizonte, al mirarlo simplemente por un pequeño orificio.
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