A nadie se le esconde que con su voluntad puede controlar sus pasiones, apetencias y hábitos que, viciados y descontrolados, pueden ser perjudiciales para la salud de su propio cuerpo. Todos sabemos que la virtud consiste en sostener un equilibrio moderado para liberarse de la esclavitud a la que estamos sometidos por nuestras inclinaciones mundanas consecuencia de nuestra naturaleza humana.
Bueno será reconocernos esclavos de nosotros mismos y encadenados a nuestras inclinaciones. Y, experimentamos, que por muchas virtudes y esfuerzos que hagamos, siempre estaremos sometidos a nuestros errores y pecados. Por eso, podemos considerarnos esclavos de nosotros mismos, pero con enormes deseos de liberarnos. Mírese, por ejemplo, todos nuestros esfuerzos por moderar nuestros glotonería; controlar nuestra alimentación; dominar nuestros instintos y pasiones y luchar con nuestras inclinaciones al poder, las riquezas, fama, éxito...etc. Añade tú las que descubras y sientas desde ti mismo.
Nada podrá vencer esas apetencias e inclinaciones sino el amor. Un amor que empezará a nacer desde el momento que, desde lo más profundo de tu corazón trates de despojarte de todos tus deseos y ambiciones que no te son necesarios para vivir. Cuando llegas al equilibrio y dominio de controlar tus deseos tratando de no desear más que lo que realmente necesitas para vivir, empiezas a experimentar la sensación de sentirte libre y, por lo tanto, buscar siempre el bien y la verdad.
Es, entonces, cuando descubres el amor, porque el amor nace del servicio y la entrega a darte. Es decir, cuando experimentas deseo de servicio descubres que estás amando. San Juan Pablo II, siendo obispo definía al sacerdote como un hombre para darse a los demás. Y esto si no está apoyado en el amor no encontrará sentido ni fuerzas para materializarse. Y es ese amor quien te dará las fuerzas para encontrar tu propio equilibrio y moderación Entonces serás dueño de ti mismo y libre para poner tu vida en manos de Dios para que, en y por medio del Espíritu Santo, hacer su Voluntad y no la tuya.
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