Nuestra vida en este destierro no puede estar sin prueba. La prueba nos descubre y nos da conocimiento de nosotros mismos. Mis talentos y cualidades los descubro en la medida que los pongo en práctica y ello me da conocimiento de mí mismo. Si no lo hago no sabré quien soy ni que puedo hacer.
Tampoco podría ser coronado si no participo y venzo en la prueba o competición. Y no podría competir si no hay competidores que se prueban como yo y pelean y se enfrentan a mí y me ponen a prueba.
Así lo describe San Agustín con palabras precisas: "Nuestra vida en este destierro no puede estar sin prueba. Nuestro adelanto se lleva a cabo por ella. Nadie se conoce a sí mismo si no es probado; ni puede ser coronado si no vence; ni vencer si no pelea; ni pelear sin enemigos y tentaciones".
Sea Dios bendito, que sin yo merecerlo, me prueba.
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