He tomado esta reflexión del blog "40 días por la vida" por Carol Maravi, de Perú, como punto de referencia para reafirmarme en lo que repetidas veces he defendido, a lo largo de numerosas reflexiones, sobre la justificaciones, apoyadas en la mentira, del aborto.
No hay excusa de ningún tipo, y sí, un declarado y consensuado legalismo sobre el permitir matar a seres indefensos e inocentes que no pueden reclamar ni protestar al ver usurpados y vulnerados sus inminentes derechos a la vida y libertad. Y esto en el marco de una sociedad libre y que proclama como bandera los derechos del ser humano.
Tratando de no caer en la repetición y, porque creo que está formidablemente bien expuesto, les dejo con el artículo ya mencionado para que sean ustedes mismo quienes lo puedan razonar y reflexionar.
Eugenesia: del aborto a la eutanasia
"El aborto mata la paz del mundo... Es el peor enemigo de la paz, porque
si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide
matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento." Madre
Teresa de Calcuta
La eugenesia busca el mejoramiento de la raza humana, que se ha
realizado a través de la eliminación física de personas con
características físicas o genéticas consideradas inferiores o
incompatibles con el modelo de raza o salud imperante.
Esta corriente se ve afirmada en la cultura hedonista que estamos
viviendo. Cuando se ve a la persona, no como tal sino como un agente
utilitario, que cubre necesidades afectivas, económicas o físicas,
entonces la valoración del ser humano pasa por el filtro de la
eugenesia.
Cuando la sociedad comienza a regular los nacimientos a través de los
anticonceptivos y espera efectividad y el niño viene en un momento
inesperado, pues entonces es válido eliminarlo ya que no cumplió con las
expectativas de tiempo y condiciones. Cuando recurrimos a la
fecundación in vitro y pasamos de procrear a nuestros hijos a
producirlos en un laboratorio, pues entonces queremos un servicio
completo, que el “producto” se ajuste a mis gustos y expectativas
concretas, por lo tanto escojo el o los que serán implantados y los
sobrantes se dejaran congelados, se desecharan o pasaran a un uso útil
en la investigación. Si vamos un poco más allá, si el niño que esperaba
naciera con ciertas características y no como esperaba puedo demandar al
laboratorio y aplicar la eugenesia en el niño por Síndrome de Down,
como sucede en algunos países del llamado primer mundo. O si yo esperaba
un varón y nace una niña tengo el derecho y casi deber social de
eliminarla como en China.
Bajo este mismo razonamiento en el avance de la vida, cuando llegamos a
la tercera edad estamos en peligro de ser eliminados al convertirnos de
una compañía agradable a alguien que estorba o incómoda, porque no
eliminarnos? Al convertirse el anciano o el discapacitado en una carga
pues es válido aplicar la selección a través de la eutanasia. O si mi
esposo ya tiene varios años en estado vegetativo y me quiero volver a
casar porque no “desconectarlo” y dejar de darle los cuidados básicos de
alimentación e hidratación para acelerar un poquito la “liberación del
lastre”?
Este es el razonamiento del que se desprenden todas estas injusticias y
actos contrarios a nuestra naturaleza. Hemos ensordecido nuestra Ley
Natural, ha sido refundida y bloqueada. Pero sabemos también que la
naturaleza siempre encuentra el camino para expresarse, siempre nos
sacará la factura, tarde o temprano.
Para combatir esta cultura necesitamos, desde la familia, la formación
de los hijos, reencontrarnos con el sentido transcendental de nuestra
existencia, el verdadero sentido de nuestra vida, el entender que somos
hijos de Dios.
Estoy absolutamente de acuerdo con esta reflexión. Pienso que el enemigo a batir es el utilitarismo de nuestra sociedad que sólo es capaz de apreciar aquello que es útil, productivo, sin ver más allá.
ResponderEliminarEl Papa ha destacado el valor de la vida sufriente en su visita a Barcelona afirmando ante los jóvenes discapacitados: 'vuestra vida es preciosa a los ojos de Dios'.
¡Ojalá nosotros también seamos capaces de verlo! ¡Un abrazo!