Siempre he pensando, y sigo pensando, que lo único importante en esta vida es preguntarse por la otra, porque en esta sabemos cual es el final. Ignorar este interregante que todos llevamos clavado en nuestro carazón es algo así como esconder la cabeza bajo el ala y mirar para otro lado.
El ajetreo y las suplefluas distracciones que este mundo nos ofrecen son los primero obstáculos para distraer nuestra atención, y para manipular nuestra mente con el fin de que no pensemos y nos sometamos a la carrera vertiginosa de la rutina, el vicio y la dependencia.
Y todo, lo existente en este mundo, es basura caduca que no se sostiene por sí misma, ni vale un pimiento. Y es más, resulta que estamos dispuestos a vender nuestro único y valioso tesoro por un puñado de basura sin valor. Tal es nuestra locura que parece increible que lleguemos a ese extremo. Pero la realidad que nos rodea demuestra que es realmente así.
Les dejo con una muy buena reflexión que puede llevarnos a pensar en este interrogante.
Crónica
Juan Serrano
El tiempo propicio para hacerse la pregunta por el sentido de la vida es siempre. Los caminos que pueden ayudarnos son todos, y son complementarios. Crónica de un acto plenamente universitario, que da voz a diversos saberes, y que tiene la pretensión de suscitar una pregunta más que de dar una respuesta.
Durante la vida cotidiana, en el día a día, es muy fácil que las cosas importantes pasen desapercibidas. Nos preocupamos mucho de cosas muy sencillas (quizá las más necesarias para ese día a día) y padecemos como una falta de atención crónica ante las grandes cosas que suceden delante de nosotros.
El Instituto John Henry Newman, de la Universidad Francisco de Vitoria, ha puesto delante de la comunidad universitaria la pregunta más importante a la que tenemos que enfrentarnos: la pregunta por el sentido de la vida. ¿Por qué nos levantamos cada mañana? ¿Para qué hacemos las cosas? ¿Qué sentido tiene estudiar? En esta pregunta caben todas las inquietudes de los hombres, y responderla es la principal tarea de la vida.
Para ayudar a afrontar esta exigencia de sentido, cuatro ponentes, cada uno desde su ámbito científico, han puesto un atisbo de la respuesta ante el público. Juan Bautista Fuentes, Ignacio Yepes, César Nombela y Florencio Sánchez, LC. han sido los representantes de la filosofía, el arte, la ciencia y la teología, respectivamente, en este encuentro.
La jornada se ha abierto citando una entrevista al doctor Severo Ochoa: "No tengo ni una sola respuesta para nada de lo que de verdad me interesa. [...] Soy un extraño sabio... un sabio que no sabe nada". Y desde ese honesto "no lo sé", el Instituto John Henry Newman ha comenzado el curso.
César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid, ha comenzado preguntándose por su destino. "Ser humano es tener corazón, es decir, afecto por la realidad: solamente se puede aspirar a encontrar las respuestas verdaderas desde una actitud humilde y, al mismo tiempo, desde la radicalidad de la pregunta.
Atreverse a conocer [hablando del ámbito científico] no excluye ni mucho menos una apertura a la verdadera trascendencia de la vida humana. En el s. XX, la ciencia se ha dado cuenta de que el mundo es un mundo abierto a la indeterminación: la propia ciencia positiva reconoce que algunas cuestiones no pueden ser conocidas con certeza empírica".
Por último, Nombela apostaba por la promoción de un encuentro entre fe y razón para alcanzar la visión de que la trascendencia es el lugar propio (y no la ciencia empírica) donde se han de buscar las respuestas a los interrogantes últimos por el sentido de la vida.
Para Ignacio Yepes, compositor y director de Orquesta, la búsqueda por el sentido de la vida no está lejos de la búsqueda por la belleza y la armonía. Yepes ha querido dirigir nuestra mirada hacia el lugar, el ubi de donde procede la belleza: en el corazón del arte es necesario mantener una conversación con lo trascendente, una fidelidad a la dimensión espiritual, que es el ámbito propio de lo artístico.
Solamente "desde un amor intuitivo extraordinario es desde donde podemos llegar a comprender el sentido profundo de la pregunta por el sentido de la vida". El arte no se puede apresar, hay que dejarse llevar por él, porque su misión no es responder, sino suscitar la pregunta. "El diálogo del artista con lo trascendente es el diálogo del creador con su Creador".
El profesor Juan Bautista Fuentes, profesor de Antropología de la UCM, ha dicho que "el trágico eclipse del espíritu humano nos envuelve por completo", haciendo referencia al predominio absoluto de una sociedad económico-técnica y al tipo político totalitario. "Hoy, -ha afirmado- los fines sociales de la economía están totalmente olvidados, y aparece un estado intrínsecamente totalitario, porque su pretensión es abarcar la totalidad de la vida humana. Estamos por eso desarraigados de la vida comunitaria".
"¿Cuál es la solución? -proseguía- No es meramente técnica, económica o política: la respuesta está únicamente en el corazón de cada uno, en su pecho". Lo que tenemos a nuestra disposición para rehacer la vida comunitaria y vencer la soledad espiritual es "tener una actitud humilde que sea fundamentalmente agradecida. Uno está agradecido cuando tiene la conciencia de que algo le ha sido dado gratuitamente. Pero aún así, el agradecimiento es algo que brota del pecho de cada uno".
El sacerdote Florencio Sánchez LC ha comenzado citando el discurso del Papa a los representantes de las religiones en su reciente viaje a Gran Bretaña, afirmando que la religión no es la respuesta inmediata a las preguntas, sino que es también la búsqueda de algo muy profundo: de algo o Alguien por quien merezca la pena vivir. La teología, el arte, la ciencia y la filosofía comparten la pregunta, pero difieren en el método. La teología busca si de arriba se ha dado una respuesta.
"¿Cuáll es nuestra tarea en la Universidad? -ha continuado Sánchez- Es verdad que hay un eclipse del espíritu humano, pero debemos ser optimistas, ya que "explorando uno llega a la conclusión de que la necesidad y la pregunta no la hemos puesto nosotros, por lo tanto, la búsqueda no es solamente nuestra, sino que "el que puso las preguntas nos busca a través de ellas, de las preguntas del corazón".
Este encuentro, que ha reunido a cerca de 270 personas, ha ayudado a seguir construyendo una Comunidad que unida busque la Verdad de la realidad, la Verdad de la propia vida, fin último de cada ciencia y de la Universidad en su conjunto.
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