Hay una pregunta que todo ser humano debe hacerse: ¿A dónde voy?, porque de no hacérsela y, mas, no saberla, va a depender la felicidad, "nuestra felicidad", en nuestra vida. Nacemos en un estado imperfecto, carente de todo, y débiles y desprotegidos. Necesitamos los cuidados y protección de nuestros padres, porque nuestra meta es alcanzar la perfección máxima. Creo que todos estamos de acuerdo en eso. Nadie quiere ser imperfecto, y, al contrario, aspira a alcanzar la máxima perfección.
Y perfeccionarnos equivale a educarnos. Tenemos que recibir ayuda desde el primer momento que hemos sido concebido, fecundación, y esa ayuda nos va a permitir ir creciendo en sabiduría y conocimiento para desarrollarnos y alcanzar lo que estamos llamados a alcanzar: "La felicidad".
Educar es ir desarrollando todas nuestras facultades, tanto físicas como intelectuales, a fin de conocer el rumbo de nuestro destino. Eso es lo verdaderamente importante. ¿Qué pasaría de trazarnos el objetivo de llegar a Roma y de no lograrlo? ¿Cómo nos sentiríamos? Sin lugar a duda que frustrados. Pero es que, antes de trazarnos un objetivo, necesitamos saber dónde se encuentra ese objetivo, cual es su ubicación y dónde lo podemos encontrar.
Porque de no saberlo lo más probable es que nos perdamos y no sepamos qué hacer. Y, como consecuencia, suframos frustración, desencatos, desilusiones que desencadenen la tan temida depresión que nos anula y hunde. El mal menor sería deambular sin sentido y perdidos presa de todo aquello que nos esclaviza y somete. Estaríamos en manos de los lobos revestido de piel de corderos. Manipulados en sus manos como veletas al viento.
Es, por tanto, fundamental educarnos para conocer donde puedo encontrar mi felicidad, porque una cosa es clara, es lo primero que debemos saber: "He venido a este mundo para ser feliz", y si no lo soy puede ser que sea por mis propios errores, también por lo de los otros que me rodean, y, lo más probable, por las imperfecciones de aquellos que han decidido poner toda su ilusión en encontrar la felicidad en este mundo.
Y, digo en este mundo, porque en un mundo caduco y limitado lo único que se puede encontrar son cosas caducas y limitadas. Por tanto, lo que corresponde a la felicidad, sería pequeños tiempos de aparente felicidad que, como si de un ráfaga de viento se tratara, termina tan rápido como empieza. Y vuelta a lo mismo, para caer en una carrera sin final que nos esclaviza y somete más que nos llena de alegría y gozo.
Es por lo que decimos que "la Verdad nos hará libre y felices", porque sólo conociendo mi destino podré encontrar mi felicidad. Si no descubro que estoy hecho para alcanzar la felicidad, pero una felicidad eterna, y que puedo alcanzarla, estaré perdido y sin sentido, y todo mis objetivos estarán en este mundo. Desde esa perspectiva tendría sentido decir: "La vida son cuatro días y lo mejor es vivirla también como pueda". Ese mejor que pueda lleva implícito dejar a prójimo por debajo de mí, para yo poder vivir mejor.
Y este es el mundo que vamos construyendo y en el que contemplamos a medida que miramos detenidamente a nuestro alrededor: hambre, explotaciones, sexo, expolios, muertes, corrupción...etc. Nos hemos desviados de nuestro destino y, sin saberlo, hemos cambiado de rumbo, un rumbo a lo desconocido y, probablemente, de muerte. Y todo porque no sabemos donde tenemos que buscar e ir. Nos hace falta mucha educación para conocer nuestro destino.
Mientras, otros se entretienen en esconderno esa educación y llevarnos con ellos hacia el mismo precipicio. Quieren que seamos sus compañeros de viaje para aprovecharse de nosotros, para dominarnos y conseguir una felicidad caduca a costa de los que les siguen. Por eso se preocupan en dictar leyes de muertes, injustas, escondidas en la mentira, pero aparentando verdad para hacernos caer en sus trampas. E impiden por todos los medios que recibamos educación verdadera y limpia, sólo quieren y permiten que recibamos la que ellos nos ofrecen. Es realmente las que les interesa.
Nunca podremos ser felices si no conocemos donde se esconde la verdadera felicidad. Por lo pronto, debemos saber que en todas las cosas de este mundo no se encuentra, porque son caducas y limitadas. Eso sí, son necesarias y nos sirven para alcanzarla, pero no está en ellas. Por eso, cuando ponemos nuestro corazón en ellas lo estropeamos todo, porque terminamos comiéndonos unos a otros. Sólo, cuando las vemos como medios y camino para llegar al verdadero destino, estamos en el auténtico rumbo de alcanzar nuestro real y único destino: la vida gozosa eternamente.
Cuando elegimos Gobierno estamos eligiendo a aquellas personas que deben ayudarnos a encontrar ese camino que nos permita encontrar el verdadero destino al que estamos llamados: "El bienestar de los individuos que la componen". Pues bien, debemos hacernos una pregunta: ¿Cuál es ese bienestar? Porque el bienestar es para todos, y todos significa que todos, no unos cuantos. Lograr ese bienestar para todos es repartir y enseñar donde se encuentra y cómo lograrlo, y para ello hay que educar.
Educar a respetarnos; educar a compartir; educar a sentirnos verdaderamente libres; educar a enseñar en libertad y para el bien, pues lo contrario sería imposición y libertinaje; educar para ser justo y equitativos; educar para trabajar honradamente; educar para honrar al padre y a la madre; educar en familia y para la familia, pues los pueblos están formados por ellas; educar para apreciar lo bello y hermoso, que se esconde en la verdad, porque la mentira es fea y mala; educar en la solidaridad, no sólo del pueblo sino con los demás pueblos; educar en recibir fraternalmente a los que viene a convivir y compartir la vida con nosotros; educar en la verdad y desterrar todo aquello que huela a mentira.
Educar es ir desarrollando todas nuestras facultades, tanto físicas como intelectuales, a fin de conocer el rumbo de nuestro destino. Eso es lo verdaderamente importante. ¿Qué pasaría de trazarnos el objetivo de llegar a Roma y de no lograrlo? ¿Cómo nos sentiríamos? Sin lugar a duda que frustrados. Pero es que, antes de trazarnos un objetivo, necesitamos saber dónde se encuentra ese objetivo, cual es su ubicación y dónde lo podemos encontrar.
Porque de no saberlo lo más probable es que nos perdamos y no sepamos qué hacer. Y, como consecuencia, suframos frustración, desencatos, desilusiones que desencadenen la tan temida depresión que nos anula y hunde. El mal menor sería deambular sin sentido y perdidos presa de todo aquello que nos esclaviza y somete. Estaríamos en manos de los lobos revestido de piel de corderos. Manipulados en sus manos como veletas al viento.
Es, por tanto, fundamental educarnos para conocer donde puedo encontrar mi felicidad, porque una cosa es clara, es lo primero que debemos saber: "He venido a este mundo para ser feliz", y si no lo soy puede ser que sea por mis propios errores, también por lo de los otros que me rodean, y, lo más probable, por las imperfecciones de aquellos que han decidido poner toda su ilusión en encontrar la felicidad en este mundo.
Y, digo en este mundo, porque en un mundo caduco y limitado lo único que se puede encontrar son cosas caducas y limitadas. Por tanto, lo que corresponde a la felicidad, sería pequeños tiempos de aparente felicidad que, como si de un ráfaga de viento se tratara, termina tan rápido como empieza. Y vuelta a lo mismo, para caer en una carrera sin final que nos esclaviza y somete más que nos llena de alegría y gozo.
Es por lo que decimos que "la Verdad nos hará libre y felices", porque sólo conociendo mi destino podré encontrar mi felicidad. Si no descubro que estoy hecho para alcanzar la felicidad, pero una felicidad eterna, y que puedo alcanzarla, estaré perdido y sin sentido, y todo mis objetivos estarán en este mundo. Desde esa perspectiva tendría sentido decir: "La vida son cuatro días y lo mejor es vivirla también como pueda". Ese mejor que pueda lleva implícito dejar a prójimo por debajo de mí, para yo poder vivir mejor.
Y este es el mundo que vamos construyendo y en el que contemplamos a medida que miramos detenidamente a nuestro alrededor: hambre, explotaciones, sexo, expolios, muertes, corrupción...etc. Nos hemos desviados de nuestro destino y, sin saberlo, hemos cambiado de rumbo, un rumbo a lo desconocido y, probablemente, de muerte. Y todo porque no sabemos donde tenemos que buscar e ir. Nos hace falta mucha educación para conocer nuestro destino.
Mientras, otros se entretienen en esconderno esa educación y llevarnos con ellos hacia el mismo precipicio. Quieren que seamos sus compañeros de viaje para aprovecharse de nosotros, para dominarnos y conseguir una felicidad caduca a costa de los que les siguen. Por eso se preocupan en dictar leyes de muertes, injustas, escondidas en la mentira, pero aparentando verdad para hacernos caer en sus trampas. E impiden por todos los medios que recibamos educación verdadera y limpia, sólo quieren y permiten que recibamos la que ellos nos ofrecen. Es realmente las que les interesa.
Nunca podremos ser felices si no conocemos donde se esconde la verdadera felicidad. Por lo pronto, debemos saber que en todas las cosas de este mundo no se encuentra, porque son caducas y limitadas. Eso sí, son necesarias y nos sirven para alcanzarla, pero no está en ellas. Por eso, cuando ponemos nuestro corazón en ellas lo estropeamos todo, porque terminamos comiéndonos unos a otros. Sólo, cuando las vemos como medios y camino para llegar al verdadero destino, estamos en el auténtico rumbo de alcanzar nuestro real y único destino: la vida gozosa eternamente.
Cuando elegimos Gobierno estamos eligiendo a aquellas personas que deben ayudarnos a encontrar ese camino que nos permita encontrar el verdadero destino al que estamos llamados: "El bienestar de los individuos que la componen". Pues bien, debemos hacernos una pregunta: ¿Cuál es ese bienestar? Porque el bienestar es para todos, y todos significa que todos, no unos cuantos. Lograr ese bienestar para todos es repartir y enseñar donde se encuentra y cómo lograrlo, y para ello hay que educar.
Educar a respetarnos; educar a compartir; educar a sentirnos verdaderamente libres; educar a enseñar en libertad y para el bien, pues lo contrario sería imposición y libertinaje; educar para ser justo y equitativos; educar para trabajar honradamente; educar para honrar al padre y a la madre; educar en familia y para la familia, pues los pueblos están formados por ellas; educar para apreciar lo bello y hermoso, que se esconde en la verdad, porque la mentira es fea y mala; educar en la solidaridad, no sólo del pueblo sino con los demás pueblos; educar en recibir fraternalmente a los que viene a convivir y compartir la vida con nosotros; educar en la verdad y desterrar todo aquello que huela a mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.