Pero,
la realidad descubre que no ha sido así. De fantasía nada. Es realidad. Se está
cumpliendo, continuó Manuel algo excitado y contrariado. Millones y millones de
niños asesinados en el vientre de sus madres. Seres humanos indefensos, sin voz
y despojados de sus derechos.
—Lo de Auschwitz queda empequeñecido
comparado con el aborto y la eutanasia. —Exclamo Pedro.
—¡Y tanto! —dijo Manuel—. No tiene ni
punto de comparación. Aunque el delito es el mismo – quitar la vida – pero, la
cuantía aumenta el delito. Y no digamos la indefensa, inocencia y
vulnerabilidad de los niños. Se mata y se permite hacerlo impunemente. ¡De
cuántos delitos tendrán que responder muchos!
—¿Qué piensas, Manuel, sobre la vida
del feto?
—Cuando el embrión se convierte en feto,
no hay discusión desde el punto de vista tanto científico como jurídico. Ya hay
una persona en potencia. El problema es mucho anterior, en el momento de la
concepción. Es en ese momento cuando empiezan las diferencias, las discusiones
y las aportaciones científicas. Cada cual tira para donde le interesa y busca
las evidencias científicas que le puedan permitir demostrar lo que él quiere
defender.
Después de un breve silencio, Manuel
continuó.
—Todos hemos recibido la vida y lo que
se ha recibido no es tuyo. ¿Con qué derecho tú, con tu limitada ciencia
científica, te eriges en señor de privar la vida a otro? ¿No la has recibido?
¿Y quién te da derecho para quitarla?
—Todos sabemos que matar es algo
abominable, dijo Pedro. ¿Cómo se puede pensar en matar a niños inocentes?
—Esa es la cuestión, Pedro. Se quiere
gobernar y decidir hasta la vida y la muerte del ser humano. Como si de una
granja se tratara, y cuando ya no produces, al matadero ‒ eutanasia ‒. ¿Te das
cuenta por dónde van los tiros? Para muchos, el mundo viene a ser como una
granja donde ellos son los únicos granjeros que dominan y someten a sus
caprichos e intereses a los demás. Ya lo describe muy bien Georges Orwell en su
libro – ya citado – “Rebelión en la Granja”.
Da lo mismo lo que diga la ciencia
sobre el cigoto o embrión, sobre si es una célula viva con el genoma humano
completo, si es persona o no es persona. Hay muchas discusiones al respecto,
pero yo digo. Manuel se puso tenso, se incorporó en su silla y con un semblante
muy serio dijo: Esa célula fui yo, y después fui feto, hasta que vi la luz del
sol – nacimiento ‒. Si por el hecho que un científico piense que mientras soy
célula viva – genoma humano completo – no soy persona, y, en base a sus
supuestos y pruebas, me liquida. ¿Es su verdad, la Verdad? ¿Se puede tomar una
decisión donde se decide la vida de un genoma humano – persona ‒? Este, que un
día fue un genoma humano y que, ahora habla, no hubiese tenido la posibilidad
de ver la luz del sol ni de poder decir esto ahora.
—¿Cuántas células vivas ‒ genomas
humanos completos ‒ han sido desechados por el hecho de que unos señores
científicos consideran que no son personas? ¡Supongo que millones!, exclamó
Pedro.
—Cierto, ¡millones! —dijo Manuel. Y cada día aumenta la cifra. Es evidente que si plantas semillas de árboles y a los pocos días, todavía semillas, viene alguien y las arranca. ¿No estamos diciendo que esa persona ha evitado que crezcan esos árboles? ¿No se ha matado el crecimiento de esos árboles?
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