¿Te imaginas cómo puede ser eso? Solo porque Jesús, al que crucificaron en la Cruz, Resucitó. Esta vivo y acompaña a su Iglesia. Él la sostiene y la defiende y la mantiene viva en el corazón de cada creyente. Se lo prometió a Pedro: (Mateo 16:18) Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán contra ella. Y así ha sucedido. Y no han faltado dificultades y momentos históricos donde la Iglesia ha sido perseguida a muerte. Y hoy continúan muriendo muchos y dando sus vidas por Jesús.
Eso no se puede entender, Pedro, si Jesús, después de haber muerto ‒ su muerte fue comprobada en la Cruz – no hubiese Resucitado. Pero cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas;[1]
No estamos hablando de algo ficticio sino cierto. Jesús ha Resucitado y está a tu lado, ¿no le ves? Pero, la prueba que te exige es la fe, que significa, como ya hemos dicho, creer y fiarte de su Palabra.
A los apóstoles también les costó creer. Se lo habían oído decir, pero no se enteraban porque era algo que no entraba en sus cabezas y, posiblemente, pensaban que no se refería a eso. Los apóstoles se marcharon todos cuando llegó en momento de su prendimiento y Pasión. Se ocultaron. Solo su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena permanecieron al pie de la cruz. También estaba Juan, el discípulo amado.
Y las dudas eran tan grande que durante los cincuenta días que siguieron a la Resurrección les costó irse dando cuenta de que verdaderamente había resucitado. Posiblemente, Jesús, que lo sabía, se les fue apareciendo paulatinamente hasta darles tiempo a asumirlo y a darse verdadera cuenta de lo que les había dicho en otros momentos.[2]
Las dudas siempre estarán con nosotros porque son parte de la prueba de nuestra fe. Necesitamos tiempo, pero ¡cuidado!, el tiempo se gasta ¿Tendría algún mérito – entre comillas - estar seguro, es decir, verlo con nuestros propios ojos? Los apóstoles lo vieron y lo comprobaron después de tener muchas dudas hasta convencerse. Y el resultado lo sabemos. Por ellos nos ha llegado la Buena Noticia a nosotros. Y nos toca a nosotros apostar ahora por Jesús. Creer en su Palabra y… No te quede ninguna duda de que recibirás el don de la fe si le abres tu corazón al Espíritu Santo. Pero, ese paso te toca a ti darlo, para eso has recibido ese don y capacidad de elegir y responder por ti mismo.
La búsqueda es tuya, te pertenece a ti
y dependerá de ti. Puedes dejarte llevar por este o por el otro. Abandonarte a
la buena vida y a los placeres que el mundo te ofrece y tomar el camino que
quieras. La decisión es tuya, pero también la responsabilidad. Se te ha dado la
salvación, la opción de lo que precisamente buscas, la felicidad eterna. La
toma o la dejas, tú decides.
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