Cuando no te
aceptas tal y como eres. Cuando crees que debes de ser mejor y superior al de
enfrente. Cuando quieres mandar sobre lo otros y que trabajen para ti. Cuando
quieres tener la vida regalada y que otros, con el sudor de su frente, trabajen
y te den todo lo que necesitas. Cuando...
Entonces nace la confrontación, la corrupción, la mentira y el pecado.
Entonces, este mundo se convierte en una mentira y en un infierno. Entonces la
vida se deteriora y criminaliza. Entonces el hombre destruye al hombre. Entonces
la vida se convierte en un calvario y solo abrazando la cruz, tu propia cruz,
podrás entenderla y salvarte.
En el origen del
mundo vemos que Adán y Eva cayeron en ese pecado. Mientras aceptaron vivir en
paz tenían todo un paraíso a su disponibilidad. Eran felices, pero en cuanto
accedieron a la tentación de ser tanto o más que Dios no resistieron la
tentación de comer del fruto del único árbol que se le había prohibido comer.
Igual nos sucede a nosotros. Mientras vivimos en un corazón de niño aceptamos la vida y la vivimos ligado a unos padres de la tierra. Ya crecidos, nuestro corazón empieza a sentir las tentaciones de la adolescencia y, más tarde, adultos, la tentación de la carne. Y la lucha está establecida, camino de cruz. En la medida que no nos resistamos nace la ambición, la corrupción, la concupiscencia, la mentira y sin Dios estamos perdido. Mundo, demonio y carne nos destruyen.
Levanta tu mirada y verás que lo que sucede a tu derredor tiene mucho que ver con tu manera de pensar y de aceptación.
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