LA TERTULIA

 

   

       ─¿Problemas? En la mayoría de los casos, no. He conocido muchos casos de gente arrepentida que me lo han confesado, y de otros, que aunque no lleguen a esa humildad, lo llevan reflejado en sus gestos y semblantes. 

         ─En eso tienes razón ─dijo Pedro─. La mayoría son tonterías, inmadurez o simples infantilidades.

         ─O deseos ─agregó Manuel─ como hemos comentado en otros momentos, de cambiar al otro y no aguardar con paciencia. Porque, esa no es la cuestión y si no la tienes clara se estropea. Amar es aceptar y esperar, porque, quien ama espera. ¿Acaso no lo ves? ¡Está a tu lado esperándote y tú no cambias!

         ─¿Qué piensas tú del matrimonio, Pedro?

         ─No es cosa que se pueda definir o situar en pocas palabras, pero, a grandes rasgos creo que es algo muy bonito, ilusionante, comprometido y que supone alegrías y tristezas. Amar es un compromiso que implica gozo y dolor.

         ─Coincido contigo ─alegó Manuel─. Creo que has dado en el clavo. A grandes rasgos el matrimonio es un proyecto de vida apoyado en el amor y en el compromiso de amarse. Pero, ¿qué es amarse? ¿Satisfacer tus deseos, tu manera de ver las cosas, tus pasiones, tus apetencias…? ¿Es realmente eso, Pedro?

         ─¡Nada más lejos! Amarse, en mi humilde opinión es darse y buscar que el otro/a esté a gusto y se sienta bien. Esté a gusto conmigo; goce de mi presencia; comparta y disfrute de mi pasión, que, ahora, es nuestra pasión. Es estar pendiente el uno del otro.

         ─¿Y te parece eso fácil y que se logra? interrogó Manuel.

         ─Se necesita toda una vida para acercarse a ello. Es una lucha diaria y un intento de ir madurando y perfeccionando. Es, precisamente lo que significa amar. No solo preocuparse por el otro, sino aceptar al otro en sus carencias, en sus fallos y en su manera de ver las cosas.

         ─¡Eres un libro abierto, Pedro ─exclamó asombrado Manuel!─ Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Amar supone sufrir; amar supone dolor; amar supone gozo; amar supone paciencia; amar supone llegar al extremo de dar la vida por el otro… Amar es muy difícil, Pedro. Por eso, se hace necesario tener una referencia, un modelo.

         ─¿Y crees que hay alguno? ─Murmuró Pedro─.

         ─¡Claro! ─dijo de inmediato Manuel─. Alguien que te ama así hasta el extremo de dar la vida por ti. Dios es la referencia y el modelo a seguir.

         ─Pero, ¡a Dios no lo vemos!

         ─Es cierto, pero, si vemos a su Hijo. Para eso se ha encarnado en nuestra propia naturaleza y se ha hecho hombre como tú y como yo. Y nos ha enseñado a amar.

         Amar - continuó Manuel -  no es un sentimiento, que hoy está y mañana se ha ido. Amar no es una pasión, que hoy me gusta y mañana me cansa. Amar no es un interés, que hoy me interesa, pero que mañana me perjudica. Amar no es alguien que utilizo para satisfacerme y para que me sirva. Amar es y será muchas cosas que se irán descubriendo en la vida en la medida que ambos cónyuges se vayan dando el uno al otro. Amar es esperar que la cosecha del amor madure. Y eso, a veces, lleva bastante tiempo.

         ─Luego ─dijo Pedro─ amar es un compromiso.

         ─Exactamente, agregó Manuel, porque es así como nos ama Dios. Pensemos las veces que le defraudamos; que le damos la espalda; que le engañamos; que le traicionamos; que le decepcionamos; que le mentimos; que no damos la talla de lo que espera de nosotros…etc. Y, encima, nos espera y ¡cuántos nos ha dado y nos lo demuestra con su infinita misericordia y Amor!