Es posible que vivas engañado y no te des cuenta. Cuando somos poco propensos a reflexionar y tampoco le damos mucha importancia a ello, con mucha frecuencia nos autoengañamos tratando de justificar nuestros actos y nuestra conducta. El autoengaño es algo muy frecuente que vive con el ser humano y lo traiciona a cada momento.
El ser humano tiende a evadirse de sus responsabilidades y, como eso no está bien ni es correcto, su mente busca la salida y la justificación. Se autotraiciona y se autoengaña. Y justificado puede actuar según sus intereses y egoísmo.
Las parejas se separan porque no se soportan o no se entienden. No sabemos si el no soportarse da lugar a la evasión de justificar que no se entienden. El caso es que cada cual busca su salida y eludir su responsabilidad. Mientras, si hay terceros - hijos - que lo paguen estos. Creemos que con atenderlos basta, pero bien sabemos que no. Pongámonos nosotros en su lugar y enseguida lo comprenderemos.
El caso es que en casa me siento mejor, más libre, hago lo que quiero y, si es en casa de papá y mamá, mejor que mejor. Todo está servido. Me limito a cumplir con algunas de mis obligaciones, pero no pierdo mi independencia, hago lo que me gusta y quiero y lo que pueda conseguir...
Pero eludo el esfuerzo de comprender, de soportar, de unir, de compartir, de dialogar, de luchar por ese amor al que yo quiero dominar y someterlo. O dicho de otra manera, al que yo destruyo con mi egoísmo. Será cuestión de pensarlo y de no evadirse, sino de mirarse y de ver si realmente amas o simplemente te amas.
El ser humano tiende a evadirse de sus responsabilidades y, como eso no está bien ni es correcto, su mente busca la salida y la justificación. Se autotraiciona y se autoengaña. Y justificado puede actuar según sus intereses y egoísmo.
Las parejas se separan porque no se soportan o no se entienden. No sabemos si el no soportarse da lugar a la evasión de justificar que no se entienden. El caso es que cada cual busca su salida y eludir su responsabilidad. Mientras, si hay terceros - hijos - que lo paguen estos. Creemos que con atenderlos basta, pero bien sabemos que no. Pongámonos nosotros en su lugar y enseguida lo comprenderemos.
El caso es que en casa me siento mejor, más libre, hago lo que quiero y, si es en casa de papá y mamá, mejor que mejor. Todo está servido. Me limito a cumplir con algunas de mis obligaciones, pero no pierdo mi independencia, hago lo que me gusta y quiero y lo que pueda conseguir...
Pero eludo el esfuerzo de comprender, de soportar, de unir, de compartir, de dialogar, de luchar por ese amor al que yo quiero dominar y someterlo. O dicho de otra manera, al que yo destruyo con mi egoísmo. Será cuestión de pensarlo y de no evadirse, sino de mirarse y de ver si realmente amas o simplemente te amas.
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