El mundo vive despreocupado, pero experimenta que va envejeciendo, o, al menos, estropeándose. Se habla mucho del tiempo climático y parece que cada día va empeorando. Las catástrofes y tragedias, las tormentas y terremotos son síntomas de que su camino no va muy derecho.
Por otro lado, parece que va ciego, porque mientras se esfuerzan en tomar medidas, se olvidan de su Creador y, son ellos, los que tratan de arreglarlo. Lo lógico es que se escuche al Autor y se sigan sus instrucciones. Es lo normal y de sentido común. Porque, pensar otra cosa no tiene mucho sentido y obedece a más de lo mismo, a querer el hombre ser el centro del mundo y dirigirlo.
La ceguera es fuerte y grande. Y, como jactándose de sus sabidurías, los hombres, se esfuerzan en prolongar sus vidas a base de dietas y ejercicios, que no está nada mal, pero, ignorando que en cualquier instante les llegará el momento de su hora, y el descubrimiento de todo lo que no han querido mirar ni escuchar.
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