Los demás, es decir, los que están a tu lado, no se fijarán en tu oración, ni tampoco en tus actos de piedad. Quizás, eso le indique que eres un hombre piadoso y creyente, pero sólo confiarán en ti y estarán seguro cuando conozcan tu vida y ella hable como y de acuerdo con tu oración.
Jesús convence, no sólo por sus Palabras, llenas de sentido, de autoridad y amor, sino porque después son refrendadas por y con sus obras. Tú, y también yo, convenceremos, no por nuestras oraciones, sino por nuestros actos y obras; por nuestra conducta y actitud; por nuestra generosidad y comportamiento; por nuestra solidaridad y comprensión...etc, y por muchas cosas más que se descubren en el amor.
Y, a pesar de todo esto, no te creas mejor que nadie ni un héroe, sino un instrumento por el que Dios, por y con su Gracia, y a través de ti, inunda de fe y convierte a esa persona, que, quizás, tu esfuerzo y respuesta de amor, en y por el Espíritu Santo, ha servido para abrirlo a la acción del Amor de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.