Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para
humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo
despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie
pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús,
en este Cristo, que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia,
santificación y redención.
Donde no hay, el Señor pone, y lo que no brilla, el Señor lo hace brillar. Así su Poder se manifiesta y nadie puede justificarse. Porque es realmente el Señor quien actúa y hace todo. Sólo nos pide poner a su disposición esa libertad y voluntad que Él nos ha regalado para utilizarla para el bien de todos. Él hace brillar la luz donde hay oscuridad, y con su Sabiduría alumbra el camino de los hombres. De aquellos hombres que se dejan alumbrar.
Y es que el amor se manifiesta en lo pequeño, en lo humilde, en lo que no parece servir ni ser utilizado. Porque en la suficiencia, en la inteligencia, en el poder y la soberbia no puede crecer el amor. Necesita tierra abonada por la humildad, pues sólo en la pobreza experimentas la necesidad de amar. Pues quien se cree más y más grande desprecia al pequeño.
Para entrar en la familia de Dios y ser aceptado como hijo, debes tomar el traje de la humildad y la sencillez. O lo que es lo mismo, la de sentirte necesitado de su amor y también de amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.