Puedes argumentar lo que quieras; puedes negarte y rechazar tu propio destino; puedes renunciar a alcanzar lo que desesperadamente buscas, aun sin saberlo, ser feliz, pero de forma eterna, PARA SIEMPRE, porque de lo contrario la felicidad sería parcial y no completa.
Puedes gritar, llorar, esconderte, huir, mirar para otro lado, dormir, seguir tus propios pasos, no pararte, continuar corriendo, no escuchar, no preguntarte nada, no mirar en tu interior, no pensar que pintas en este mundo, no buscar tu origen, tus respuestas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.