En muchos momentos nos lamentamos de vernos impotentes antes tantas injusticias y amenazas que dificultan nuestra libertad a educarnos y educar a nuestros hijos, pero permanecemos impávidos y pasivos sólo quejándanos y protestando cada uno por su lado. Y creo que se puede y podemos hacer muchas cosas más. Sólo hace falta estar seriamente comprometidos a luchar por defender los valores que creemos mejores para nuestros hijos.
Una cosa que está en nuestras manos es "dejar de mirar la tele basura" (ver aquí) y de imponer nuestros criterios y convicciones a la hora de elegir que programas ver. Eso nadie nos lo puede impedir porque en nuestras casas mandamos nosotros, ¡hasta el momento!, y a nuestros hijos los podemos liberar de tanta influencia vacía e inútil solo al servicio de intereses económicos y consumistas para beneficio de algunos.
No podemos justificarnos y quedarnos con los brazos cruzados. Sí somos creyentes, hablo de manera especial para ellos, también para todo aquél que se precie del buen gusto por la vida y los verdaderos valores, somos misioneros por nuestro compromiso de Bautismo, y nuestro primer y único deber y misión es evangelizar. Y eso significa mostrar a CRISTO en cualquier lugar donde vivamos, nos movamos y estemos: familia, trabajo, ocio, relación...etc.
De eso depende todo ,y cada uno tiene su misión, pero evangelizar, todos. Con nuestra presencia, con nuestro testimonio, con nuestra relación dialogante y primer anuncio, cada uno debe empezar a decir, con la ayuda del ESPÍRITU y la debida prudencia, buscando el momento oportuno, la experiencia de fe que tiene en su vida, y lo que le mueve a vivirla en gozo y alegría.
¡Claro!, eso conlleva vivirlo primero nosotros, porque lo que no se tiene ni se vive, ni se puede dar ni vivir. No hay aspiración mayor que vivir la Vida de la Gracia, y eso muchos no lo saben, pero muchos lo quieren saber, la buscan y la desean. Y somo nosotros los elegidos y encargados de decírselos. Y quizás lo primero es decirle que la tele es un veneno si no se sabe administrar y mirar, y por ahí sólo podrán encontrar la muerte y nunca la vida.
Afortunadamente, cada día estamos despertando más, hasta que empiecen a darse cuenta y nos lo prohiban de alguna forma, ¡ya ha habido intentos!, y debemos darnos prisa para unirnos virtualmente y concentrar todas nuestras fuerzas en coordinarnos y empujar todos a la vez, animándonos y sugiriendo acciones que seamos capaces de llevar a cabo y contagiar en nuestra vida social, en nuestros grupos de amigos y de trabajo y en nuestra vivir diariamente. Tratando de ser esa sal que estamos llamados a ser y salar el mundo.
Porque si la sal está sosa nada salará y si no sala ¿para qué sirve? De nada vale muchos actos de piedad y acciones muertas que no transmiten vida y ansias de alcanzar lo que deseamos: ser felices de la única forma que podemos serlo, "viviendo en la verdad y en el amor mutuo".
Porque si la sal está sosa nada salará y si no sala ¿para qué sirve? De nada vale muchos actos de piedad y acciones muertas que no transmiten vida y ansias de alcanzar lo que deseamos: ser felices de la única forma que podemos serlo, "viviendo en la verdad y en el amor mutuo".
Una cosa que está en nuestras manos es "dejar de mirar la tele basura" (ver aquí) y de imponer nuestros criterios y convicciones a la hora de elegir que programas ver. Eso nadie nos lo puede impedir porque en nuestras casas mandamos nosotros, ¡hasta el momento!, y a nuestros hijos los podemos liberar de tanta influencia vacía e inútil solo al servicio de intereses económicos y consumistas para beneficio de algunos.
No podemos justificarnos y quedarnos con los brazos cruzados. Sí somos creyentes, hablo de manera especial para ellos, también para todo aquél que se precie del buen gusto por la vida y los verdaderos valores, somos misioneros por nuestro compromiso de Bautismo, y nuestro primer y único deber y misión es evangelizar. Y eso significa mostrar a CRISTO en cualquier lugar donde vivamos, nos movamos y estemos: familia, trabajo, ocio, relación...etc.
De eso depende todo ,y cada uno tiene su misión, pero evangelizar, todos. Con nuestra presencia, con nuestro testimonio, con nuestra relación dialogante y primer anuncio, cada uno debe empezar a decir, con la ayuda del ESPÍRITU y la debida prudencia, buscando el momento oportuno, la experiencia de fe que tiene en su vida, y lo que le mueve a vivirla en gozo y alegría.
¡Claro!, eso conlleva vivirlo primero nosotros, porque lo que no se tiene ni se vive, ni se puede dar ni vivir. No hay aspiración mayor que vivir la Vida de la Gracia, y eso muchos no lo saben, pero muchos lo quieren saber, la buscan y la desean. Y somo nosotros los elegidos y encargados de decírselos. Y quizás lo primero es decirle que la tele es un veneno si no se sabe administrar y mirar, y por ahí sólo podrán encontrar la muerte y nunca la vida.
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