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viernes, 14 de agosto de 2009

¿QUIÉNES SOMOS PARA ELEGIR SOBRE LA VIDA DE OTRO?


Hay un principio que permanece, entre muchos, dentro del corazón del hombre. También, hay muchos hombres que se autoengañan y en consecuencia tratan de justificar su propio autoengaño al ver un mundo distorsionado e irreal que ellos mismos se han formado. La realidad es otra totalmente diferente, pero la ceguera a querer verla es un muro difícil de derrumbar y, en ocasiones, imposible de razonar con sentido común y sensatez.

Quiero llamar la atención, fuera de toda creencia religiosa, que la vida es un don extraordinario y misterioso que detrás de su propia realidad sólo llegamos a entender que hay un óvulo, en el caso del ser humano, y un espermatozoide que lo fecunda y se produce el milagro de la persona. Un ser humano singular, único, irrepetible y con los mismos derechos que los demás. La diferencia es que empieza a crecer y todavía es alguien desconocido, no para su madre, y muy poco rentable para los criterios del mundo dónde va a nacer.

Otra desventaja, según estos criterios mundanos, es que no puede ser interrogado a fin de saber que opina sobre su posibilidad de querer nacer o no querer. Tampoco se le puede informar sobre su apariencia, sus cualidades, sus defectos, sus deficiencias, sus anormalidades físicas, sus inconveniencias a la hora de intregrarse a este nuevo mundo que va a venir. Nos quedaremos siempre con la duda de sus respuestas y sus peticiones de defensa como cualquier otro ser humano cómo él que habita en el planeta al cual él aspira llegar.


En un esfuerzo imaginativo me atrevería a ponerle voz y pensamiento, porque podría haber sido yo o cualquier otra persona. Bien de ser así, yo pensaría de esta forma:
En primer lugar quiero nacer, porque quiero ver y conocer el mundo al que estoy destinado. Quiero conocer a mis padres. A la madre que me hospedó en mi casita durante nueve meses y al padre que con su amor y pasión colaboró en mi concepción.

Quiero saber de qué soy capaz y quiero ver si puedo cumplir con la misión que traigo o con las innumerables ideas e ideales que se me irán presentando en el trascurso de mi vida. Quiero muchas cosas, pero principalmente quiero y tengo derecho, lo exigo, a vivir.

En el supuesto que mis padres no me quieran, también quiero vivir, porque espero convencerles que estaban equivocados, y que iban a cometer un crimen, pues no tienen derecho a quitarme la vida, ya que no les pertenece. Ellos sólo han sido meros colaboradores. También quiero demostrar que, sí mis padres no me quieren, hay mucha gente que sí estarían dispuesta a quererme, y a darme esa oportunidad. No creo que mis padres se opongan a ello.

También quiero, en el supuesto, que venga con alteraciones y malformaciones, vivir y comprobar el amor que hay en este mundo y la solidaridad de mucha gente que está ansiosa por ayudarme a nacer y vivir aunque sea por poco tiempo. Nadie puede prever que podrá pasar. Sé de mucha gente que ha sobrevivido dignamente y que son el orgullo de sus familias.

En cualquier caso nadie puede quitarme mi derecho a la vida y a nacer y quiero ser respetado. Sé que en estos momentos no valgo mucho para ciertas personas, pero para otras, tengo un gran valor. Porque el valor de las personas no es equiparable al valor de las cosas. La persona vale por sí misma y su dignidad le viene dada por ser igual que los demás, (aquí omito mi pensamiento con respecto a mi fe), creo que esto puede valer para el que sólo cree en sí mismo.

Y en este momento, quiero escuchar las voces que se levantan en defensa de los derechos humanos, de la igualdad, de la justicia, de la libertad, de la independencia del hombre, dueño de su propio destino, para preguntarles: ¿qué derecho, qué justicia, qué igualdad, qué libertad, tienen esos niños, cómo quiera que vengan, en el mundo que ellos defienden y quieren construir?


¿Tengo acaso un precio de mercado cómo sí de un objeto se tratara? ¿Es que siendo una persona, reconocido por todos, tengo un precio como un objeto o cosa? ¿Es acaso mi madre de más valor que yo? ¿Y si fuera otro Einstein, Newton, Edison, Fleming, Betowen...etc. ¿o simplemente un buena persona? ¿alguien puede saber quién soy o puedo ser? ¿Puede mi madre u otros decidir qué hacer con mi vida?

Cuando esté en el mundo y sea mayor, ¿dependerá de mi importancia que me hagan caso o no.? ¿Dependerá de mi estatus o situación económica, o habilidades deportivas, o intelectuales, qué sea tenido en cuenta? Entonces, cuando sea un Messi, o Kaká, diré: señores del Madrid o Barcelona, esta mujer y este hombre, y también este Gobierno quisieron quitarme del medio. ¡Cuantas noches y partidos maravillosos se hubiesen perdido!

Y en el caso contrario daré la satisfacción de haber luchado por mí, de haber contribuido al esfuerzo de buscar alivio, de entregar amor y ser motivo, a pesar de mis sufrimientos, de satisfacción por haber hecho lo correcto, lo que se debía hacer. En eso consiste la felicidad: "en hacer lo que rectamente y en el bien común se debe hacer".

4 comentarios:

  1. Salvador, ante todo pedirte disculpas si me demoro en visitarte, pero no doy a basto, ni dispongo de tiempo suficiente. Aun asi siempre que me sea posible, estaré presente.
    Se que me puedes comprender.

    Gracias por compartir tu informacón, siempre ayudas a mejor la calidad de vida y arientar en lo positivo.

    Recibe un generoso y cálido abrazo de luz, para todo tu ser.

    Beatriz

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  2. Encantado de recibir tus comentarios cuando puedas, pues me imagino el poco tiempo que podrás disponer. Tienes muchos comentarios y llegas a mucha gente. Aprovecha ese don para hacer mucho bien y ayudar a discernir el camino de salvación,pues estamos aquí para salvarnos y depende de nosotros que lo hagamos.
    Perdona que haya tardado en contestarte, pero por un lado el ordenador no anda rápido; por otro, he estado en la playa y allí no dispongo de Internet y eso ha hecho que me atrase.
    El regalo que te habia dejado está en: /yosoycreyentecatolico.blogspot.com/2009/07/el-valor-de-la-amistad.html

    No sé si lo habrás visto y recogido. Creo recordar que no sabias bien donde estaba. Pues bien cuando tengas tiempo lo puedes tomar y no te preocupes por la tardanza, pues la vida tiene que sostenerse en el equilibrio y la paz. Todo lo que la rompa tiene que quedar sometido y apartado hasta que de forma natural y sosegada se pueda atender.
    Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

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  3. Me ha gustado mucho la entrada, lo has dicho, defender y valorar la vida, va más allá de cualquier creencia religiosa, es simplemente que la vida es valiosa por sí misma.

    Del resto de tu post, no podría estar más de acuerdo contigo.

    Saludos. Hilda

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  4. Así es, Hilda, la vida es el camino que nuestro PADRE nos regala para tener la oportunidad de elegir la salvación. ¿Cuanto vale eso? Independiente de que se crea o no su valor es incuestionable.
    Estabamos condenados por el pecado original y hemos sido rescatado por JESÚS, el HIJO. En ÉL somos salvados para la eternidad.
    Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.

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