A la hora de las celebraciones, de la llegada de los momentos importantes en nuestra vida, de lo que creemos y queremos vivir, tenemos o debemos, mejor, preguntarnos qué hicieron María e Isabel. Dos mujeres pobres, gente de pueblo, ambas sorprendentemente embarazadas, una de edad avanzada y otra jovencita.
Una llena de preguntas sin respuestas, pues a estas alturas de mi vida ¿qué pretendes y que voy a hacer ahora con un hijo? Otra, joven, llena de proyectos y esperanzas que se ven irrumpidas por un cambio de rumbo sin sentido, embarazada, sin varón, mirada, incomprendida por todos. ¿Cómo será eso? Sólo la fe les hace aceptar, pararse, pensar y confiar de donde viene la propuesta y rumiada tal decisión abandonarse en los Brazos de su PADRE DIOS.
¿Estamos nosotros en esa actitud? ¿Nos sabemos confundidos, desesperanzados, temerosos, mirando más a nuestro alrededor que a la voz más profunda de nuestro interior? ¿Diríamos "SI" cómo María e Isabel? ¿A pesar de nuestra situación, respetos humanos, convicciones, proyectos, apetencias, honores, privilegios, acomodaciones...etc?
Esta vivencia que nos parece lejana, la podemos hacer presente hoy en nosotros, porque María e Isabel ya hicieron su papel. Ellas respondieron con un "SÍ", y por eso son conocidas y felices, más nosotros estamos en nuestro presente, y es ahora, en este momento cuando tenemos que responder. Diríamos que Navidad es la hora de la decisión, la hora de elegir el camino: "Sí o No".
No es hora, aunque todos lo hagan y sólo piensen en eso, del regalo, de las felicitaciones, de los turrones y demás; es la hora de felicitarnos en la fe y de dar respuesta a nuestras preguntas, porque ahí va en juego nuestra propia alegría, felicidad y salvación: ¿En qué creyó María y qué le fue anunciado de parte del SEÑOR?
Porque nosotros también tenemos nuestra propia anunciación, nuestro Ángel que nos anuncia lo que DIOS nos pide y quiere que hagamos. Y lo hace con un profundo respeto, con una entrañable ternura, se acerca a nosotros, se abaja casi para pedirnos que seamos sus hijos, que nos dejemos amar por su Inmenso y Eterno Amor. No nos violenta, no nos impone sus deseos, sólo nos propone y sugiere, porque sabe que es lo que, en lo más profundo de nosotros, deseamos.
Navidad es tiempo de preguntas, de esfuerzos en responder que, precisamente, dan sentido a nuestra alegría, a nuestra fiesta, a nuestro compartir en familia y a todo lo demás. Navidad es volver la mirada a María, también a Isabel, y dejar invadirnos del ESPÍRITU para empezar un nuevo camino injertado en ese Niño que empieza el suyo.
Navidad es aceptar todos los pasos que nuestro peregrinar va a llevarnos en la consecución de un renacer de nuevo y transformar nuestro corazón como el de JESÚS. Así lo hizo María, vivió las alegrías pero también las tristezas y sufrimientos que padeció su HIJO JESÚS, permaneciendo siempre fiel y a su lado, hasta el último momento al pie de la Cruz.
En ella se esconden muchas respuestas a nuestros sufrimientos, a nuestro dolor, a nuestras esperanzas, a nuestras incomprensiones, oscuridades, inocencias, interrogantes... Miremos con mucha más atención a ese portalito de Belén, sobre todo a esa casita donde nos esperan María y, también José, junto al Redentor y Salvador de nuestras vidas.
Desde estas actitudes y en la esperanza de que se encienda en nuestro corazón el verdadero fuego del Amor, que vivió María e Isabel, vivamos la alegría de sentirnos hermanados y salvados en el nacimiento de JESÚS que, por Amor, se hizo niño para, habitando entre nosotros, enseñarnos toda la Misericordia y Amor que nos tiene su PADRE.
Una llena de preguntas sin respuestas, pues a estas alturas de mi vida ¿qué pretendes y que voy a hacer ahora con un hijo? Otra, joven, llena de proyectos y esperanzas que se ven irrumpidas por un cambio de rumbo sin sentido, embarazada, sin varón, mirada, incomprendida por todos. ¿Cómo será eso? Sólo la fe les hace aceptar, pararse, pensar y confiar de donde viene la propuesta y rumiada tal decisión abandonarse en los Brazos de su PADRE DIOS.
¿Estamos nosotros en esa actitud? ¿Nos sabemos confundidos, desesperanzados, temerosos, mirando más a nuestro alrededor que a la voz más profunda de nuestro interior? ¿Diríamos "SI" cómo María e Isabel? ¿A pesar de nuestra situación, respetos humanos, convicciones, proyectos, apetencias, honores, privilegios, acomodaciones...etc?
Esta vivencia que nos parece lejana, la podemos hacer presente hoy en nosotros, porque María e Isabel ya hicieron su papel. Ellas respondieron con un "SÍ", y por eso son conocidas y felices, más nosotros estamos en nuestro presente, y es ahora, en este momento cuando tenemos que responder. Diríamos que Navidad es la hora de la decisión, la hora de elegir el camino: "Sí o No".
No es hora, aunque todos lo hagan y sólo piensen en eso, del regalo, de las felicitaciones, de los turrones y demás; es la hora de felicitarnos en la fe y de dar respuesta a nuestras preguntas, porque ahí va en juego nuestra propia alegría, felicidad y salvación: ¿En qué creyó María y qué le fue anunciado de parte del SEÑOR?
Porque nosotros también tenemos nuestra propia anunciación, nuestro Ángel que nos anuncia lo que DIOS nos pide y quiere que hagamos. Y lo hace con un profundo respeto, con una entrañable ternura, se acerca a nosotros, se abaja casi para pedirnos que seamos sus hijos, que nos dejemos amar por su Inmenso y Eterno Amor. No nos violenta, no nos impone sus deseos, sólo nos propone y sugiere, porque sabe que es lo que, en lo más profundo de nosotros, deseamos.
Navidad es tiempo de preguntas, de esfuerzos en responder que, precisamente, dan sentido a nuestra alegría, a nuestra fiesta, a nuestro compartir en familia y a todo lo demás. Navidad es volver la mirada a María, también a Isabel, y dejar invadirnos del ESPÍRITU para empezar un nuevo camino injertado en ese Niño que empieza el suyo.
Navidad es aceptar todos los pasos que nuestro peregrinar va a llevarnos en la consecución de un renacer de nuevo y transformar nuestro corazón como el de JESÚS. Así lo hizo María, vivió las alegrías pero también las tristezas y sufrimientos que padeció su HIJO JESÚS, permaneciendo siempre fiel y a su lado, hasta el último momento al pie de la Cruz.
En ella se esconden muchas respuestas a nuestros sufrimientos, a nuestro dolor, a nuestras esperanzas, a nuestras incomprensiones, oscuridades, inocencias, interrogantes... Miremos con mucha más atención a ese portalito de Belén, sobre todo a esa casita donde nos esperan María y, también José, junto al Redentor y Salvador de nuestras vidas.
Desde estas actitudes y en la esperanza de que se encienda en nuestro corazón el verdadero fuego del Amor, que vivió María e Isabel, vivamos la alegría de sentirnos hermanados y salvados en el nacimiento de JESÚS que, por Amor, se hizo niño para, habitando entre nosotros, enseñarnos toda la Misericordia y Amor que nos tiene su PADRE.
Dios es misterioso, Salvador. Tenemos que vivir abiertos a su voluntad, a sus planes, porque nunca sabes lo que tiene deparado para nosotros hasta llegada la hora. Muchas veces pedimos cosas que parecen no llegar nunca, pero debemos tener paciencia y comprender que si no nos lo concedió en su tiempo, sería por algo. Nada se escapa a su comprensión ni sabiduría. Y nos ha pasado a todos: a veces un hijo nos ha pedido una cosa que no le hemos podido dar en ese momento, a lo mejor porque hemos valorado que no era lo mejor para él, y el hijo no lo ha comprendido hasta pasado un tiempo, pero nosotros sabemos que no se lo dimos por creer que era lo mejor que podíamos hacer en ese momento.
ResponderEliminar¿Quién le iba a decir a Isabel, a su edad?.. ¿Y a María, eh?..
Saludos.
QUÉ GRAN VALOR TIENE LA MUJER....en los misterios de la fe, ¿verdad?
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD....2009
Así es Rosa, creer en JESÚS es abandonarse, con ÉL, a la Voluntad del PADRE, sin, muchas veces, comprenderlo ni entenderlo.
ResponderEliminarLa verdadera Navidad es la que compromete, la que transforma, la que consume.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Totalmente de acuerdo,ROSHBALAM CHILAN, la mujer ha desempeñado un papel muy importante en la historia de la Salvación.
ResponderEliminarFeliz Navidad y un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
hola salvador!!!!!
ResponderEliminarvengo exclusivamente a agradecerte el profundo pensamiento que has dejado en mi casa!!!
gracias por tus palabras de aliento que sé,salen de tu corazón....
te deseo lo mejor para estas fiestas y que el nacimiento del niño Dios, te encuentre en paz y en familia!!!!!!!!!
abrazos..miles.
¡Feliz Navidad para ti! Que la paz y el amor inunden tu vida hoy y siempre ;-)
ResponderEliminarLos mejores deseos para ti y los tuyos.
Un abrazo cariñoso.
Querido amigo: Doy gracias a Dios por las enseñanzas, testimonios, y
ResponderEliminaralegrías que he encontrado en este blog. Que la lUz de esta Noche renueve las fuerzas y desalientos que hayas dejado durante el año. Ante el Belén pongo todos tus anhelos. Santa Navidad
Gracias, Adri, trata de buscar la paciencia, la fuerza y la paz que se necesita en estos momentos duros y difíciles. Son los momentos donde nuestras respuestas son auténticas y verdaderas, y donde la fe emerge si verdaderamente está. Es la hora del sí quiero y confío, y todo se andará porque está, aunque no lo veamos, en MANOS del SEÑOR.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Gracias, Francisco Javier, lo mismo deseo para ti y tu familia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo en XTO.JESÚS.
Querido y hermano en XTO, Angelo, gracias por tus oraciones y unámonos en, a través de XTO, en oración al PADRE para que nos llene de paz, sabiduría y fortaleza, y podamos proclamar con nuestra palabra y vida su Verdad que ilumina al mundo.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.