Poco a poco, el hombre se procura alejar de DIOS, porque piensa que DIOS le estorba y es la causa de sus males. Es el resultado de buscar la aguja donde no se encuentra, así jamás la encontrará. Porque el hombre se empeña en buscar la felicidad en las cosas que le rodean y le resultan atrayente a su propia apetencia, pero se olvida de que donde busca es en el cubo de la basura, y toda basura está condenada a desaparecer.
Así las cosas, por mucho afanes, por muchas reglas, por muchas precauciones, por mucho quitar y poner lo que realmente no tiene ninguna trascendencia, todo sigue igual o peor. Vamos, cada día un poco más, contaminando el aire y, en consecuencia, nuestra respiración es cada día más difícil. Quitar el único estimulo que nos inclina y nos sostiene hacia el bien, es condenar al hombre a estar más indefenso y propenso hacia el mal. Porque donde no existe el bien, existirá el mal.
Toda referencia al DIOS PADRE es un motivo para inclinarnos a respetar al prójimo, al más cerca. Es un estimulo para jugar limpio, ser más justos, y ganar por la vía de la justicia o la suerte, si cae de nuestro lado, pero nada más. Hablar y llenarnos de DIOS PADRE es sentirnos hermanos, participe en un simple juego que nos hermana y nos acerca, pero nada más.
Es aprender a controlarnos; es aprender a disciplinarnos, es aprender a ser humilde y no hacer alardes de prepotencia. Es lo que le sucedió a España en su último partido. Todo el mundo pudo apreciar su superioridad sobre Suiza, pero no pudo ganar. Así como David venció a Goliat, en esta oportunidad Suiza, no se sabe cómo, pudo ganar a España. Y eso nos debe hermanar y enseñar que por encima de todo, el mundial no deja de ser, simplemente, un juego.
Y, quitando a DIOS, no se consigue que las personas se comporten mejor, sino que simplemente cada uno aplique su verdad y todos quedemos más confusos y a merced de sus propias ideas y apetencias, indisciplinas, envidias, soberbia, avaricia e inclinaciones. Porque, ¿quién nos puede servir de ejemplo: Joseph Blatter, Maradona, Cruyff, Pelé...? Puede ser que Andrés Iniesta y Xavi, como Messi y algún otro puedan ser pequeños destellos de humildad y ejemplos que nos puedan acercar un poco a lo que queremos significar. Pero realmente, al único que nos puede alumbrar y dar las reglas del juego lo queremos quitar.
Esperemos, y recemos, para que se guarde la compostura y no vayamos a terminar perdidos en la corrupción y en nuestras propias redes. Porque no sé qué podrá hacer el jugador cuando mire para el cielo y, humildemente, reconocozca que esa habilidad que posee y la suerte de poder ejecutarla para marcar un gol le ha venido dada del cielo. Tampoco podré entender que un jugador o espectador no pueda hacer la señal de la Cruz para agradecer el privilegio de poder participar en unos juegos mundiales.
Y, menos aún, considerar que en la presencia de DIOS todo será mejor y más proclive a que los hombres se entiendan, se respeten y sean dignos hijos de un PADRE que los quiere y desea que convivan en paz y armonía. Creo que, tanto la Cruz como la imagen de DIOS sólo pueden aportar paz y concordia entre los hombres.
Otra cosa sería el fanatismo que, de cualquier clase, es otro problema a tratar, al igual que el terrorismo y el vandalismo. Confundir una cosa con otra sería un grave error que, cegados por alejar a DIOS de los hombres, sólo ven el problema donde no lo hay.
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