Me
llegó la noticia y no daba crédito a lo que me decía aquel amigo de la
infancia.
—¿Sabes?,
¡Javier está enfermo! —exclamó Julio.
—¡Javier!
—respondió Manuel.
—Si,
Javier. Tiene cáncer de mama. La cosa parece fea. Te pido oraciones.
—¡Claro,
me pongo a rezar enseguida! —afirmó Manuel. Invito y suplico a todos aquellos que puedan oírme que añadan sus oraciones por este amigo.
La
palabras expresan mejor los sentimientos. Es posible que a simple vista no se
note pero, tanto mi amigo Julio como yo estamos profundamente afectado. Javier era
uno de nuestros íntimos amigos de la infancia. Recordar todos aquellos años de la
infancia en los que jugábamos era algo conmovedor y agradable. Compartimos la
misma escuela de primaria y allí aprendimos a leer y escribir y a participar en
nuestros primeros juegos.
Hoy,
la noticia es que nuestro amigo Javier está enfermo y, Señor, Tú lo sabes y, sabiendo
que todo es Gracia tuya y que no merecemos nada, me atrevo a pedirte por la
sanación de Javier. Tiene mujer e hija, que, según las últimas noticias ha
salido también de un cáncer. También te lo habíamos pedido.
Sé, Señor, que no merecemos nada. Sé que todo es Gracia y regalo tuyo. No entiendo por qué lo haces, pues no respondemos a tu Voluntad a pesar de los esfuerzos que hacemos. Y nada podemos hacer por remediarlo. Solo, creer en tu Palabra, confiar en Ti y ponernos en tus Manos Misericordiosas. En Ti, Señor, ponemos la vida de nuestro querido amigo, y a Ti te pedimos por su sanación. Sabemos que Tú, el único que puede hacerlo, lo hiciste con tu amigo Lázaro, con el hijo de la viuda de Naín, con la hija del aquel funcionario real y otros. Y, ahora, nosotros te lo pedimos por nuestro amigo Javier. Creemos que Tú puedes y en ti, Señor, confiamos. Amén.
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