Es la mañana, enciendes la tele y, aparte de escuchar y ver noticias de todo tipo con predominio de conflictos, enfrentamientos, guerras y luchas. Disputas, engaños, fraudes y más... Te dan y hablan sobre dietas, alimentos, ejercicios y actividades físicas para mantener tu cuerpo en buen estado de salud y físicamente bien.
Luego, aparecen los deseos de perfeccionar la silueta, dibujar la tripa más ajustada a los estereotipos actuales y sostener una imagen de mujer y hombre modelo, guapo, elegante y casi perfecto. ¿A dónde van? Porque en el mejor de los casos, eso no sirve sino para más sacrificios, privaciones y problemas. El amor no entra por ahí, y el que entra es humo, que igual que entra sale. Se dispersa y te deja intoxicado y peor.
Porque el amor no consiste en eso. No es imagen, ni silueta tipo, ni belleza física, ni poder, ni riqueza...etc. El amor va por dentro. Se esconde dentro del alma, y se deja ver en la entrega, en el servicio, en la justicia, en la verdad, en la solidaridad, en el partirte, compartir y repartirte. No le importa la figura, presencia, silueta ni las dietas. ¡Claro!, se cuida, pero no pone el énfasis en eso, sino en lo otro. El Norte de su vida está centrado en Jesús, el Resucitado, que también resucitará a los que creen en El.
Porque, esa forma de amar, al contrario de la otra, que sólo mira para ti, se convierte en un alimento, a pesar de que tiene que sufrir una metamorfosis, que fortalece tu vida y se transforma de la muerte a la Vida. Una Vida Eterna. Hablamos de la Resurrección. No la consigues con dietas, ejercicios físicos y demás sacrificios en esa línea, la consigues amando como Ama y nos enseña el Señor.
Por eso, la mejor dieta y ejercicios es correr hacia Galilea. Porque allí aprenderás y encontrarás al mejor Dietista que te dará la única y verdadera ruta para mantenerte joven toda la vida: La Palabra, la oración, Penitencia y Eucaristía.
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