Uno de nuestra ceguera más preocuparte es no darnos cuenta de la Causa Primera, defendida por santo Tomás de Aquino. Causa Primera que luego, nuestro Señor Jesús nos revelaría como su Padre, Creador del Cielo y Tierra. Y digo esto porque saber de dónde venimos y a dónde vamos es el tesoro más grande que podamos descubrir y poseer.
Y en ese origen propio entendemos que todo lo que tenemos nos viene de ese nuestro Creador. Directamente, todas nuestras cualidades y talentos, que, indirectamente, con ellos, podemos multiplicar nuestros beneficios, bienes y servicios. Y, por supuesto, ponerlos al servicio de todos, porque de quedarse en beneficio propio, sería desperdiciarlos, aunque, aparentemente y a primera vista, parezca todo lo contrario. La experiencia nos dice que el egoísmo es mal compañero y nos lleva a la perdición.
Todos tenemos dones y talentos, porque con el don de la vida se nos ha dado también las cualidades para vivirla y desarrollarla. La cuestión está en descubrirlos, sobre todo, el saber y tomar conciencia qué debo hacer con esa vida regalada. Porque, de aprovecharla para mí, egoísmo, significaría perderla, y de brindarla al servicio de los demás, aun a riesgo de perderla, sería ganarla eternamente.
Y, también importa mucho, observar y experimentar dónde y cuáles son esos talentos que me han sido dado. Seguro es que todo aquello para lo que me desenvuelvo mejor y experimento que realizo con una cierta calidad óptima, satisfaciéndome y dándome gozo el realizarlo, es o son los talentos recibidos. Ahora, la elección de guardarlos o emplearlos para mi uso propio y personal, o derivarlos en beneficios del bien común es la que tú debes tomar.
Tendrás talento para vender o comprar, para escribir, para servir, para crear, para perseverar, para cocinar, para construir, para analizar, para reflexionar, para muchas cosas, pero si no las pone en beneficio de servir realmente al bien común, es decir, del amor, de poco te servirán.
Jesús te lo dice claro: 24Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.25Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?…Mt 16, 24-26.
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