Seguir a Jesús no significa ir detrás de Él, porque podemos ir detrás de mucha gente sin conocerlas y sin saber que cosas les interesan o viven. Seguir a alguien es identificarse con él y vivir acercándose a cumplir su voluntad. Seguir a Jesús presupone, primero creer en Él, y segundo, esa fe me exige vivir según su Palabra. Y conlleva conocerlo y estar íntimamente relacionado con Él.
Seguir a Jesús es tomar conciencia de que el Padre que Él me revela y descubre es mi Creador, y todo lo que ha hecho en mi vida ha sido pensado y querido por Él. Y me ha creado para amar, y amar en un lugar, forma y gente concreta. Hoy puede ser aquí, pero mañana puede ser en otro lugar y de otra forma y con otros problemas. Pero siempre con el denominador común del amor.
Seguir a Jesús es estar agradecido por todo lo que soy y he recibido, y por saber que me ha creado para amar. Y ese amor presupone entrega, servicio, compromiso y generosidad por todo y con todos los que viven y rodean mi entorno, ambiente y circunstancias en cada momento, en cada lugar y como Él quiere que me relacione: "amándoles, no como a mi me gustaría y quisiera, sino como Él me ha amado y nos ama a cada uno".
Simplemente, decirte Señor que creo en tu Misericordia y en tu Amor, y, confiado en ello me atrevo, no siendo digno de merecer tanto amor, seguirte a pesar de mis fallos, fracasos y, sobre todo, mis pecados. Pero esperanzado en que, por la acción del Espíritu de Dios, acercarme a vivir en tu Voluntad.
Simplemente, decirte Señor que creo en tu Misericordia y en tu Amor, y, confiado en ello me atrevo, no siendo digno de merecer tanto amor, seguirte a pesar de mis fallos, fracasos y, sobre todo, mis pecados. Pero esperanzado en que, por la acción del Espíritu de Dios, acercarme a vivir en tu Voluntad.
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