Perseverar no es estar y permanecer, porque se puede esta y permanecer y vivir de forma indiferente ese estar y permanecer. Ocurre que porque vayas todos los días a misa y reces el santo rosario, no por eso tienes fe ni haces la Voluntad de Dios.
Dios no es una cosa tan sencilla como cumplir con unos ritos y preceptos, sino que Dios es amor, y el amor exige compromiso y obras. Porque amor no se dice con palabras sino con hechos que suponen luego las palabras. Porque me preocupo por ti y me importa tu bien y felicidad, te amo.
De la misma forma, porque te voy a visitar siempre que puedo o todos los días; porque me importan las personas, sobre todo las más necesitadas; porque quiero vivir el compromiso de tu Amor, te amo Dios mío. Y ese compromiso supone, eso sí, una serie de normas, preceptos y actos litúrgicos.
La fe se hace visible, porque no existe fe invisible o angelical. Esa fe es aparente, de sacristías y encerradas en templos muertos y vacíos de su propia alma. La fe que es fe vive en el corazón y salta de alegría hasta el punto que lo vive y se da cuenta el vecino de al lado. La fe tiene palabras y hablas con palabras cargadas de amor, de buen gusto, de sonrisas, de atenciones, de agasajos, de caridad. La fe se nota.
Por eso, decíamos que la perseverancia no es ir todos los días a misa y rezar el rosario. La fe es vivir el compromiso de Bautismo en cada instante de tu vida. Y sí, para eso hace falta la misa, si puedes de cada día y la oración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.