Un encuentro necesita de apartarse de todo ruido, de silencio interior y exterior, de atenta escucha a tus más profundos sentimientos y de actitud de enfrentarte con tu propia realidad. Un encuentro es encarar tu propia realidad desde tus propios interrogantes y desde la búsqueda del sentido real de la vida. Es evidente que hemos tenido un comienzo y que tendremos un final. En ese trayecto transcurrirá nuestra vida y encontrarle su sentido necesita silencio, escucha y búsqueda.
Silencio porque sin él no podemos escuchar y escucharnos, y mucho menos buscar. Venimos de un mundo donde buscamos alocadamente nuestras ansias de felicidad en las cosas que encontramos en el mismo mundo. Corremos en un mundo donde creemos que la felicidad está en la satisfacción de nuestro propio cuerpo, de forma desordenada y desorganizada, dando rienda suelta a nuestras apetencias sexuales, carnales, gastronómicas... pero no terminamos de saciarnos.
Nos llenamos de cosas que no terminan de llenarnos y andamos angustiados deseando cosas y cosas que, creemos, colman nuestra felicidad, pero que cuando las alcanzamos tomamos conciencia de que ahora deseamos más. Y nos pasamos la vida deseando más y más, como dice el estribillo de la canción: "todos queremos más..." Es el deseo de felicidad que, buscado en donde no está, nos hace dependiente y esclavos de conseguir y buscar cosas que sólo nos dejan insatisfechos y con más deseos y angustia de tener más.
Y, al final, nos damos cuenta que hemos corrido detrás de cosas que tienen fecha de caducidad. Todos nuestros esfuerzos han ido a obtener cosas que tienen sus días contados y que terminaran en el deposito de basura. Es, entonces, el momento de la gran pregunta: "Para qué tanto correr, tanto afanarme si todo está condenado a terminar en la basura, incluso mi propio cuerpo". Es, entonces, el momento de mirarnos y mirar a nuestro alrededor para ver si hay algo que nos de esperanza de alcanzar lo que llevamos dentro.
Porque dentro de nosotros llevamos esa levadura que fermentada, nos alumbrará todas esas respuestas que buscamos y deseamos encontrar. Queremos ser felices, pero felices para siempre, no para un determinado tiempo. Queremos amar, porque sentimos que el amor es lo que nos hace feliz y nos responde a lo que realmente buscamos, aunque no nos demos cuenta. El hombre está hecho para amar y ese es su deseo más profundo.
En un Cursillo buscamos esas respuestas en el Único que las ha respondido. No sólo con su Palabra sino también con su Vida. Buscamos encontrarnos con AQUEL que nos promete lo que realmente queremos y buscamos: "ser plenamente felices para siempre". Y experimentamos que todo nuestro ser y sentir está llamado a vivir en ÉL, porque sólo ÉL tiene Palabra de Vida Eterna.
Por eso, experimentar la vivencia y convivencia de lo fundamental cristiano es una experiencia profunda y vital que marca tu vida y la transforma, y le señala el Camino, la Verdad y la Vida que buscamos equivocadamente en tantas cosas que sólo nos sirven para saciar nuestra sed de forma temporal. Desde esta realidad, constatada en los muchos que la han vivido gozosamente, les invito a que vivan esta experiencia de encuentro con JESÚS de Nazaret.
No hay nada como estos retiros para cargar pilas, para llenar nuestra alma de amor, tiempo para dejarse llenar, tiempo para escuchar y callar. Tiempo para pedir perdón. Tiempo para volver a empezar. Me alegro mucho de que lo hayas aprovechado. Un abrazo
ResponderEliminarSalvador, no se si ya te lo he mencionado, pero hace un tiempo que estamos siendo testigos de que a los jóvenes de hoy, el mundo les está quitando el silencio. Hasta para estudiar tienen que encender la TV o escuchar música (o todo a la vez).
ResponderEliminarHay que trabajar bastante para que esto cambie.
Dios te bendice
Sólo, Angelo, como tú dices, en el silencio interior, que necesita paz y silencio exterior, podemos dejar llenar el vaso de nuestra vida de la Gracia que nos ayude a encontrarnos con la única Verdad de la que nos podemos fiar.
ResponderEliminarUn abrazo en XTO.JESÚS.
Hacer ruido, vaciarnos de todo sentido, derramar nuestro vaso de paz, Gracia, y amor son los objetivos de aquellos que sólo persiguen la mentira de sus propios egoísmos.
ResponderEliminarPor, con y en el ESPÍRITU SANTO, Jorge, tendremos la fuerza, sabiduría y paz de reunir las aguas bajo un mismo valle de paz y tranquilidad donde en el silencio del alma nos encontremos con lo que buscamos, áún muchos sin saberlo.
Un abrazo en XTO.JESÚS.
Un abrazo hermano
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