La marcha de la Vida continúa, no se para. Porque la vida seguirá siempre en pie y clamando por su defensa. Es un derecho, y los derechos no se pierden nunca. La vida importa, pero no sólo importó ayer, sino que ya importaba, importa siempre desde la concepción, y seguirá importando cada día.
No piensen los señores políticos que ayer se hicieron la foto que ya todo pasó. La vida sigue latiendo en el corazón de todos los que la defienden, y pasará su factura a aquellos que no se mojan y, no sólo se dejan ver en las manifestaciones, sino que comprometen su vida por salvar y defender la vida.
Los que creemos que la vida sí importa seguimos mirando a aquellos que, no sólo lo dicen, sino que cumplen lo que dicen. La vida es un derecho indiscutible que no se puede ni siquiera plantear su total afirmación y apoyo. Ir contra la vida es un crimen. Así de claro.
Por eso, la vida sigue gritando que nadie tiene poder sobre ella, y que tiene derecho a vivir.
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