Muchas personas mayores no toman conciencia de lo cerca que están de Dios. En lugar de ver la edad como algo negativo y con cierta pena, no descubrimos la alegría de lo cerca, después de tener el privilegio de vivir largos años, que se encuentran de Dios.
El sabernos perdonados, queridos, y, por su Misericordia y Amor, perdonados y salvados, es el mayor gozo que se puede experimentar, porque ya estamos próximo a vivir esa dicha gozosa eternamente. No cabe duda que sentimos miedo de perder la vida, pero nuestra esperanza no está en esta vida, sino en la Vida eterna que nos ha prometido nuestro Señor Jesús.
Y nuestra esperanza nos ánima a confiar y creer que aquí no se acaba nuestro camino sino todo lo contrario, que empieza. Hay un camino eterno esperando nuestra llegada y esa esperanza nos fortalece y nos alegra de forma gozosa. La vejez o ancianidad no es un camino triste, sino todo lo contrario. Es un canto de alabanza por tan larga vida y por descubrir que pronto tendremos la oportunidad de descansar en la presencia de nuestro Padre Dios.
Es, pues, un tiempo de gozo, de aceptar nuestra decrepitud y ofrecérsela al Señor con todos nuestros sufrimientos y alegrías, en la esperanza de que pronto llegará el final de nuestros sufrimientos, y el comienzo de la vida gozosa y eterna junto al Padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.