Porque el amor está en las cosas pequeñas, en los detalles y en la constancia de amar. Porque un día todos amamos, pero mantener ese amor en los acontecimientos sencillos, pequeños y de insignificantes detalles que pasan desapercibidos y en el silencio del olvido, son los verdaderamente importantes y los que ponen a prueba nuestra paciencia y perseverancia.
Esa es la causa del abandono de las personas mayores, porque exigen esos detalles, esa dedicación y esas pruebas de nuestro amor, y eso exige renuncia, dedicación y olvido de uno mismo. Todos tenemos nuestra oportunidad samaritana; todos tenemos personas mal tratada, abandonadas y desamparadas en el camino de nuestra vida. Todos somos llamados a responder como samaritanos en muchas ocasiones del camino, y de eso responde que seguir a Jesús sea consecuente con nuestra confesión de fe.
Muy pocas veces o ninguna, la vida te exigirá hacer algo destacado o que atraiga la admiración de muchos, pero, siendo importante también responder en esos momentos, el amor a nuestro Padre Dios se concreta en la entrega diaria de las pequeñas cosas de cada día. Amar diría que consiste en el servicio de cada instante, tal y como nos ama nuestro Padre Dios.
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