Hay dos cosas fundamentales que hacen que mi camino se sostenga y se fortalezca. Primero, fundamentar y apoyar el camino en el Señor: "Amarlo sobre todas las cosas". Él, lo primero, la referencia, el modelo, el estilo de vida, la imagen, el todo. Sin Él nada sería ni nada se sontendría. Él la fuente, el agua que salta hasta la vida eterna, el manantial que hacer reverdecer y fructificar brotes verdes y esperanza en la vida de todo hombre.
Segundo, tener muy presente que ese amor nacido desde el Señor no puede quedarse en mí, sino como vaso comunicante navegar hasta irradiar e inundar a los demás que abran sus corazones y se dejen invadir. Porque tu libertad te ha sido regalada para darla, darla para el bien y la verdad, pero depende de ti.
Depende de que te sientas hijo con necesidad de Padre. De un Padre que te ama hasta dar su vida por ti. Independientemente de cómo seas, bien seas buen hijo o rechaces su amor y sigas el tuyo propio. Siempre estará esperándote. Ya, su Hijo, único y verdadero, nos lo dijo en la parábola del hijo prodigo. Dependerá de que te hagas humilde, te abajes y experimentes necesidad de Él.
Porque, de no ser así, no descubrirás ni experimentarás la necesidad de sed y hambre que te haga buscarle y regresar a su Casa (Hijo prodigo). Sólos los hambrientos y necesitados le buscaran. De forma, que se hace necesario padecer hambre y sed para emprender el camino de regreso a Casa. Por eso, tomar conciencia de que amarle y amar es gracia de su generosidad es el primer paso que nos impulsa a movernos y buscarle.
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