Con esta frase se anunciaba ciertos productos que trataban de demostrar que pasando un algodón se demostraba que, al usar el producto, todo quedaba blanco como el mismo algodón. No trato aquí de hacer publicidad, sino de coger ese símil para equipararlo al gozo que se siente cuando se experimenta que se ha cumplido con hacer el bien que se debía.
Y es que cuando compruebas que los resultados esperados se manifiestan en aquella o aquellas personas a las que tratabas de ayudar, tu ser experimenta un gozo y una paz que te inunda y te llena plenamente. Es entonces cuando comprendes que la felicidad no está en las cosas ni en las riquezas y bienes, sino en tu interior.
Depende, pues, de lo que almacenes en tu interior, pues de llenarlos de objetos y cosas que te alegran la vida y te hacen ilusionarte, tu felicidad, siendo gozosa no es plena. Se acaba y dura poco, porque esas cosas con las que te has rodeado son caducas y vacías, y al final van desapareciendo irremisiblemente. Todo se hace viejo.
Sin embargo, las buenas obras permanecen, no envejecen. Al contrario, se hacen nuevas, se hacen presente y su simple recuerdo te llena de gozo y te hace revivir esa felicidad que estaba dormida en el pasado. Siempre están dando rédito y beneficios. Son los mejores ahorros e inversiones de tu vida, porque van a parar al mejor Banco, al Reino del Cielo.
El que pierde su vida por MÍ, la ganará, y el que deja todo por MÍ recibirá el ciento por uno. No son Palabras de un cualquiera, sino del propio JESÚS, el Hijo de DIOS hecho Hombre, el Muerto y Resucitado, fundamento de nuestra fe.
Quien quiera creer que lo experimente y sabrá pos sí mismo que nada en la vida tiene valor. Sólo tus buenas obras te darán valor.
Hermosa reflexion.
ResponderEliminarMuchas gracias, tus palabras encierran también una hermosa conclusión, pues hablan de apoyo, de gozo y de sentirte reconfortada y acompañada, a la vez que acompaña, al que comparte esta reflexión.
ResponderEliminarDos palabras que hablan de hermosura y que son hermosas al juntarse.
Si pensamos, estás haciendo real la vivencia y el testimonio de lo reflexionado: el gozo de sentirse útil y darse gratuitamente solo por el hecho del amor es impagable e imperecedero.
Con tus solo dos palabras te has convertido, digámoslo así metafóricamente, en la prueba del algodón.
Muchas gracias de nuevo por ayudar a fortalecer lo que en la cabecera de los comentarios decimos: tu comentario se hace importante y necesario.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.