Tratas de entenderlo todo, hasta tal punto que llegas a decidir que lo que no comprendas y tu pequeña razón entienda, no lo admites. De esa forma te has convertido en alguien que sólo cree en aquello que es demostrable y que su razón puede alcanzar a comprender.
Sin embargo, hay muchas cosas que no llegas a comprender, pero que tienes que admitir porque las ves. No comprendes como es posible ver un partido de fútbol, ahora en Sudafrica, sentado comodamente en tu casa. Entiendes que eso es realidad porque tú mismo lo estás experimentando y viviendo, pero no entiendes como lo han podido hacer y descubrir los elementos para hacerlo. Está por encima de tus posibilidades, pero lo crees porque lo ves. De la misma forma podríamos poner inmensos ejemplos.
Igual ocurre con la existencia de DIOS, lo admites porque te tocas, experimentas que existes, que eres real, que hay un mundo auténtico, que puedes tocar y... No lo puedes negar. Aunque tu razón no lo comprende, tus ojos te dicen que existes y te mueves en un mundo real, y Alguien lo tuvo que hacer. Por lo tanto existe un DIOS.
Un DIOS que pudo emplear diversas formas para crear todo lo que tus ojos ven, pero un DIOS único que tuvo que ser la primera causa de todo lo que existe. No queda otro remedio: "DIOS existe".
Donde realmente empieza el problema es en pensar qué hizo ese DIOS con todo lo creado. ¿Nos parece normal que después de crear el mundo y al hombre, lo dejase a su libre albedrío? ¿Es normal hacer una cosa importante para luego abandonarla? Nuestra razón nos dice que esa no es la lógica, qué si se hace algo tan importante lo normal es prestarle luego cuidado y atención.
Por lo tanto, es razonable y lógico que DIOS haya pensado algo para su obra creada y, sobre todo, al hombre, rey de su creación, lo quiera feliz y gozoso. De todo ello se deduce que lo Revelado en la Biblia a través de Abrahan, históricamente comprobado, el pueblo judío fue elegido como medio por donde llegaría su obra redentora a todos los hombres.
Y el momento culminante se realizó en la venida, concebido desde el principio, de su HIJO JESÚS, a través del cual hemos recibido su Alianza salvífica. Y es ahí donde DIOS revela al hombre su plan de salvación y le propone un camino concreto para el cual contará con su asistencia: el ESPÍRITU SANTO.
Creer en un DIOS todopoderoso pero abstracto, anclado en el Antiguo Testamento y sin un camino señalado para contactar con ÉL, es algo utópico y sin sentido. Un DIOS diluido en mi ser pero sin una presencia viva en mi vida y sin una promesa de Resurrección eterna, es creer en algo sin mucha consistencia, producto de sensaciones y pensamientos sin apoyos reales. Algo nacido en la mente y, utópicamente, más difícil de creer que empleando la natural y sencilla lógica humana.
Hasta donde alcanza nuestra mente es lógico pensar que DIOS, mi PADRE, se preocupa de mí, y como tal, me prepara una morada eterna y gozosa para que participe de su Gloria junto a ÉL. Eso es lo que se desprende de una seria, pausada y serena lectura de su plan de salvación, qué, como decía al principio, se presenta delante de mi ojos, lo palpo y lo experimento en mí mismo y en muchos otros que lo testimonian. Por tanto, lo más lógico es que viéndolo lo crea.
Después, a partir de ahí, tengo que fiarme, tener fe y esperanza que de su Bondad se desprenda la verdad de todo lo prometido. Si soy capaz de creer en el hombre y todo lo que ha descubierto hasta ahora, sin entenderlo, también es lógico que crea en mi PADRE DIOS y todo lo que me va presentado en mi experiencia, aunque me cueste creerlo, hasta ahora. Porque la vida sin JESÚS , al cual vemos en el testimonio de los Apóstoles, es difícil entenderla.
Después, a partir de ahí, tengo que fiarme, tener fe y esperanza que de su Bondad se desprenda la verdad de todo lo prometido. Si soy capaz de creer en el hombre y todo lo que ha descubierto hasta ahora, sin entenderlo, también es lógico que crea en mi PADRE DIOS y todo lo que me va presentado en mi experiencia, aunque me cueste creerlo, hasta ahora. Porque la vida sin JESÚS , al cual vemos en el testimonio de los Apóstoles, es difícil entenderla.
La verdad absoluta no es dominio de nadie, sólo de Dios. Por eso debemos vivir alegres, libres de miedos y prejuicios, confiando en Él.
ResponderEliminarUn saludo.
La Verdad Absoluta sólo la tiene DIOS, esa es la verdad; un DIOS que se ha Revelado al hombre, su debilidad creadora, en su HIJO JESÚS, a través del cuál le enseña su plan salvífico para que pueda compartir su misma Gloria con ÉL.
ResponderEliminarEn ese sentido sí hay que preocuparse, inquietarse y buscar el Camino, la Verdad y la Vida, qué es JESÚS, y atravesar la puerta estrecha, que es angosto el camino que lleva a la plenitud salvadora.
Porque sin ÉL nunca lo encontraremos. Necesitamos la fuerza del ESPÍRITU para vencer nuestra humanidad limitada.
Un abrazo en XTO.JESÚS.