TITANIC

No sé la razón por la que me vino a la mente la imagen del Titanic. Creo recordar que fue con ocasión de escuchar algo sobre la responsabilidad de nuestros políticos y de todos los atropellos que cometen en la administración de sus responsabilidades de gobierno. Es absurdo presentarse a un cargo público de administración política cuando lo que se tiene en mente es servirse en lugar de servir. Eso debería estar tipificado en el código civil y condenado a castigo.

Probado que un señor político se ha servido de su cargo para servirse él o no lo ha desempeñado de forma responsable y prudente, debería ser duramente castigado. Sé que lo primero está contemplado, prevaricación o cohecho, pero lo segundo, cuando alguien administra mal su responsabilidades de gobierno, debe ser condenado a retribuirlas y privado de libertad. Si no está dispuesto a eso que se quede en su casa.

¿Qué tiene que ver esto con el Titanic, se preguntaran ustedes? Pues se me ha ocurrido por la escena del capitán del gigante buque, en el momento inminente del ya inevitable hundimiento, cuando prefirió asumir su descuido y negligencia, hundiéndose con el buque, al no valorar la posibilidad de hundimiento y tomar las medidas oportunas de salvamento o de auxilio.

No es que quiera que el político sacrifique su vida, pero sí que asume sus responsabilidades y pague su descuidada imprudencia, sus irresponsabilidades, su vida alegre y despreocupada y sus meteduras de patas  como sus robos e enriquecimientos a consta del pueblo al que ha jurado servir. Eso sería lo justo y lo que evitaría que avariciosos irresponsables y mal formados personajes se presenten a las elecciones.