Esto te puede dar una idea de lo que está sucediendo: El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales. Los hace trabajar, les da el mínimo necesario para mantenerlos y lo demás se lo guarda para él. Nuestro trabajo labora la tierra, nuestro estiércol, la abona y, sin embargo, no existe uno de nosotros que posean algo más que su pellejo. Vosotras, vacas, que estáis aquí, ¿cuántos miles de litros de leche habéis dado este último año? ¿Y qué se ha hecho con esa leche que debía servir para criar terneros robustos? Hasta la última gota ha ido a parar al paladar de nuestros enemigos. Y vosotras, gallinas, ¿cuántos huevos habéis puesto este año y cuántos pollitos han salido de esos huevos? Todo lo demás ha ido a parar al mercado para producir dinero para Jones y su gente.[1]
La conclusión la dejo para el lector. Le sugiero que lea la obra y saque sus propias conclusiones. No bastan las buenas intenciones, porque, por accidentes o contratiempos, se pueden ver interrumpidas y aparecen los aprovechados de turno, que quizás no pensaban nada parecido, pero todo le viene tan favorable que eso despierta la vanidad, los egoísmos y afanes de poder y de instalarse en lo más arriba posible. Y lo que había nacido de una buena idea y con muy buenas intenciones se convierte en las antípodas, una ideología que somete incluso más que lo que estaban sometidos.
—El sometido pasa al poder y, no se conmueve ni se acuerda de lo que vivió, sino que somete incluso más —comentó Pedro—. Si, se hace difícil vivir en la riqueza y el poder con las buenas intenciones que se tenía en la pobreza y la esclavitud. ¿Te recuerda algo eso Pedro?
—¿A qué te refieres, no caigo ahora?
—Posiblemente no lo veas. Jesús de
Nazaret ya lo había dicho, y sigue a tu lado diciéndotelo: “En
verdad os digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos”.[2] De ahí que también repita muchas veces que ha venido a salvar a
los pecadores arrepentidos y que se experimentan pobres y débiles ante las tentaciones
del poder y riqueza y sus consecuencias.[3]
La deriva que llevaban los acontecimientos actuales parecía copias exactas de lo que Orwell había descrito en su obra fantástica. Manuel se asombraba de sus descubrimientos que ya no eran sueños sino realidades que empezaban a asomarse por la ventana de ese mundo en el que ahora le tocaba vivir. Sin embargo, tratando de no volverse tan dramático desvió la conversación por otros derroteros.
—Espero que me esté equivocando y que lo que parece ser, no sea lo que realmente pienso. Hay mucha gente que, pienso, no entendería ese cambio ni orden y tendrían serias dificultades si eso llegara a producirse.
Pedro no sabía que decir ni que hacer. Se había quedado mudo y sin palabras. Entendía, pero tampoco quería entender. Algo así como cuando te cuesta asumir la realidad y buscas todas las salidas posible. Incluso llegas por inventártelas o hacer tus propias utopías
https://www.culturagenial.com/es/novela-rebelion-en-la-granja-de-george-orwell/
[2] Mt 19, 16-24
[3] Lc 5, 29-32ss
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