No hay otro camino
sino el amor. Un amor gratuito nacido desde la verdad y sin condiciones. Es muy
extraño y difícil que el mundo lo entienda. Aquí abajo, en este mundo nada se
da gratis y todo tiene una contraprestación. Te doy si tu me das. Y, ¡ojo!, yo
siempre quiero estar por encima de ti. ¡Nunca por debajo!
El hombre a lo más
que han llegado es a la ley del talión: «ojo por ojo,
diente por diente» Nadie podía pensar ni tener fuerza para
darse de forma gratuita y por puro amor sin condiciones. Desde ese momento la
Cruz se convirtió en el símbolo de salvación para todo creyente en Jesús de
Nazaret. Porque Él se dio incondicional por amor para liberarnos a todos de la
esclavitud del pecado que nos condenaba al tormento y rechinar de dientes eternamente.
Por tanto,
concluyendo. Una sociedad apoyada en la paz, en la verdad, justicia y concordia
solo se podrá conseguir desde el amor.
Un amor para el que necesitamos estar injertados en Xto. Jesús, porque
solo en Él podemos alcanzar esa capacidad, fortaleza y gracia de amar como Él
nos ama.
No busquemos formulas apoyadas en la apariencia ni en los hombres. Somos pecadores y fallaremos. Nuestra naturaleza está herida por el pecado y la seducción, el dinero, la concupiscencia y el poder de este mundo nos corrompen y nos enfrenta en una lucha fratricida. Solo desde el amor podemos construir un mundo nuevo y justo.
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