Porque hablamos mucho de amor, pero, ¿en realidad sabemos qué es? Pensamos que amor es sentir pasión y deseos de querer a alguien; pensamos que amor es sentirse a gusto y bien con una persona; pensamos que amor es sentirse atraído y motivado por algo o alguien.
Pensamos que amor es sentirte atraído por el gusto y la belleza; pensamos que amor es aquellas cosas o persona que te hace sentirte bien y te da lo que apeteces, te gusta o te satisface. Y, si preguntamos, encontraríamos muchos más matices o definiciones de lo que es amor.
Sin embargo, el amor no es un sentimiento, por lo que no se trata de sentir. Tampoco es un gusto ni una satisfacción o impulso o deseo. Cuentan de un esposo que fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa, y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: "Ámala". Luego se calló.
"Pero es que ya no siento nada por ella", contestó el marido. Ámala, repitió el sabio. El esposo aburrido estaba ya desconcertado, cuando después de un oportuno silencio, agregó el sabio: "Amar es una decisión, voluntad de amar, compromiso...no un sentimiento; amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es un ejercicio de jardinería: arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, sé paciente, riega y cuida.
Debes estar preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, más no por eso abandones tu jardín. Ama a tu pareja, es decir, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y compréndela". Eso es todo...ámala (del libro "Carta a un cónyuge con dudas).
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