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lunes, 30 de abril de 2012

DOLOR Y SUFRIMIENTO

 ... estás pasando por una vida muy triste, llena de sufrimiento y dolor.

Se ha hablado mucho del dolor y del sufrimiento. Y se seguirá hablando, porque la vida tiene mucho de dolor y sufrimiento. ¿Por qué? Nos lo hemos preguntado muchas veces, pero en mi opinión no se ha profundizado lo suficiente.

Desde el principio, salimos a la vida solar, la de este mundo, con esfuerzos, miedos y peligros. Muchos se han quedado en el parto, paso de la vida en el vientre de su madre, a la vida del planeta tierra que habitamos. Y también, las madres lo tienen bien sufrido, y comparten el mismo peligro en esos momentos.

Se trata de momentos duros en los que el más débil, en estos casos, el niño, tiene la peor parte y casi siempre será el elegido a perder. Perder su vida, porque en esos momentos lo único que tiene es su vida, que se la roba su propia madre. ¡Paradojas de la vida!

La vida es engendrada con placer, con orgasmo, pero, engendrada, necesita un camino, no de rosas, que termina con sufrimiento y esfuerzos de dolor: el parto. Diríamos que ese signo simboliza el camino que va a tener lugar durante todo el trayecto de su vida: muchos momentos de dolor y sufrimiento.

En muchas situaciones, se prefiere la comodidad, el placer, el ego, a la vida, y se decide robarle la vida a otra persona (el más débil e inocente, que no tiene voz), que aunque habite dentro del cuerpo que lo engendra, no le pertenece. Su vida es propia y nadie tiene derecho a robársela.

Y es que de alguna manera se nos ha dicho eso desde el principio, a la mujer (Eva): "Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará". Y a Adán, le dijo: "Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás". (Gn 3, 16-19).

No nos debe extrañar, pues, que en este mundo lo pasemos mal, pues hemos sido avisados claramente, y el que avisa no es traidor sino simplemente dice la verdad. Porque es lo que está pasando. Claro, que mucha culpa de que unos lo pasen muy mal depende de otros, que aunque se empeñen en pasarlo bien nunca lograran pasarlo plenamente bien. Siempre tendrán el dolor esperándoles.

Y es que nos empeñamos en cambiar el mundo, nuestro destino y nuestra meta, pero nunca podremos cambiarlo. Por muchos adelantos científicos, técnicos, descubrimientos...etc., el hombre siempre tendrá delante el dolor y el sufrimiento. Cuando no guerras por envidias, ambiciones, egoísmos...etc. Nunca podrán borrar el dolor.

El camino para abolirlo, no en este mundo, pero sí en el verdadero y eterno, es aceptarlo, cargar con él y compartirlo con los que sufren más y son más pobres. Sabemos que el dolor cuando se comparte disminuye y se alivia. Y en ese aspecto se puede hacer mucho.

¿O no fue eso lo que hizo Jesús? ¿Acaso tenía Él que sufrir? ¿Es qué vino a este mundo a sufrir, o por el contrario vino a enseñarnos el camino de la salvación y liberación del dolor y sufrimiento, sufriendo Él primero? 

Son preguntas que pueden ayudarnos a dar respuesta a tanta penuria, sacrificios, dolor y sufrimiento. Y es que cuando se pone ese dolor en Manos del Señor, todo cobra su verdadero color y el sol brilla de otra forma, porque la Cruz, es decir, el dolor y el sufrimiento son el camino, merecido, pero que al mismo tiempo nos sirve de tabla de salvación.

Eso no significa que tengamos que aceptar el dolor y buscarlo. Todo lo contrario, lucharemos para erradicarlo, esa es la lucha diaria. Jesús hizo eso, pero aceptó la cruz cuando llegó su hora. De la misma forma tendremos nosotros que comportarnos y aceptarlo. Amén.

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