Sin embargo, como si de un terremoto o tsunami se tratara, repentinamente aparecen síntomas que entorpecen tanta felicidad. Uno de ellos, pongamos por caso, la joven, se ve afectada por unos síntomas extraños que la paralizan y le impiden moverse con ligereza y soltura. Sin que el pánico se adueñe de la situación, serenamente consultan y examinan la situación.
Los médicos, incluso de otros lugares, analizan e investigan, pero los resultados se hacen esperar. Al parecer, no se acierta con el diagnostico o no hay soluciones rápidas y firmes. Se lucha con la enfermedad, pero no se consigue pararla y menos curarla. Poco a poco toda aquella situación de felicidad se vuelve desesperanza y amargura. El futuro empieza a desdibujarse y todo parece empezar a verse de otra manera.
Podría ser uno de los millones de caso que podemos encontrarnos. Y no nos interesa analizarlos desde el punto de vista médico, sino desde el punto de vista de la relación, el compromiso y el amor. Si al principio, y de no haber ningún impedimento, todo se hubiese realizado tal cual se prevía, ahora parece que ciertas condiciones y limitaciones lo impide y lo determina.
¿Qué ha ocurrido para que eso suceda? El amor se haya cuestionado y lo que parecía un compromiso hasta que la muerte nos separe, ahora parece una propuesta de intereses y ganancias. Se me ocurre otra pregunta: ¿Y si hubiese tenido lugar la celebración del matrimonio? ¿Qué compromisos y decisiones se tomarán después? Porque puede pasar antes del compromiso o después de estar consumado el compromiso. Lo que si parece claro es que el compromiso cambia según la propuesta o los intereses (ver aquí).
Entonces, es ahí donde quiero llegar, ¿Dónde está el amor verdadero? Me sirves porque eres hermosa, joven, tienes futuro, y me prometes un vida feliz, pero en cuanto dejas de cumplir con alguna de esas condiciones ya no me interesas tanto. Luego, ¿compramos o no compramos? ¿Adquirimos un objeto que me sirve y me da placer y muchos servicio, o lo desechamos porque ya no nos sirve?
Hablo de realidades que ocurren en muchos lugares, y qué quizás ustedes conocen igual que yo. En algunos casos la irresponsabilidad destaca por su ausencia que produce un alejamiento, mejor huida, sin más explicación. En otros casos hay una falsa compasión, incluso por la persona afectada, que libera a la otra parte para no comprometerla y dejarla libre, porque el amor no se impone, se propone. La mayoría de los casos se acepta porque la persona se ve como un objeto y el interés egoísta prima.
Hay algunos caso que no (ver aquí) pero, por desgracia, son los menos que abundan. Y, muchos, como este que ponemos de ejemplo, necesitan de más tiempo para comprobar su compromiso verdadero, porque una cosa es ser héroe por unos días y otro comprometer tu futuro sin tiempo determinado. Pero valga el ejemplo para lo que queremos significa y clarificar.
El amor si no es total no es amor. Habrá habído algún grado de compromiso, alguna medida que, aparentemente, llena el vaso, pero si no es capaz, o llega, a desbordarlo no es amor verdadero ni del bueno. El amor lo supera todo, lo comprende todo, lo resiste todo, lo entrega todo, lo perdona todo, lo da todo, lo espera todo, lo aguanta todo... hasta el extremo de entregar la propia vida. Porque nuestro SEÑOR JESUCRISTO nos amó y nos sigue amando así. Porque nuestro SEÑOR JESUCRISTO nos perdona y nos aguanta hasta el extremo de dar la vida por nosotros y de esperarnos a que le correspondamos.
Y esa es la clase de amor que nos propone a los que le queramos seguir. No un amor hasta aquí, sino un amor hasta dar la vida si es preciso. Por eso, aunque me callo ante otras respuestas y justificaciones, que lo ven bien y comprensivo. Y hasta tranquilizan sus conciencias con sus autojustificaciones, tengo que proclamar que no estoy de acuerdo y que eso no es amor ni nada que se parezca. O si quieren, puedo decirle que eso es un amor pagado o con condiciones, pero nunca el amor que nos propone CRISTO.
Y no digo que sea difícil y duro. Ni tampoco que yo pueda ser un ejemplo, pero si digo que es lo que JESÚS de Nazaret nos propone, y que con ÉL lo podemos cumplir porque ÉL no nos manda nada imposible. Para eso se puso como ejemplo.
Por eso aquello de amarte en la salud y en la enfermedad. El problema es que le tenemos un pánico al dolor, a la enfermedad, etc. que se nos olvida que es parte de la vida, que también eso nos deja enseñanza y que es cuando debemos demostrar el verdadero amor.
ResponderEliminarSaludos. Hilda
Las dificultades, los problemas, enfermedades y todo aquello que nos pone tropiezos en nuestra vida nos sirve para ayudarnos a crecer, para perfeccionarnos, para madurar, para hacernos mejor persona, para despertar nuestros sentimientos de solidaridad, de disponibilidad, de generosidad...etc.
ResponderEliminarCamino llano no nos hace esforzarnos, nos relaja y nos pone cómodo. Es necesario también para tomar un descanso y poder seguir, pero sólo en el esfuerzo y afán de superación podemos avanzar en perfección. Y eso sólo se logra aceptando y sabiendo enfrentarnos con la adversidad.
Gracias por tu visita y comentario, Hilda.
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.