La muerte nos enseña a vivir mejor y a valorar el poco tiempo... |
Parece como una contradicción que la hora más importante de mi vida no quiera contemplarla, prepararla y analizarla, porque todo lo que haga en mi vida será en función de ese momento. ¿Cómo se puede explicar esa aversión a no querer ni oír hablar de ella? Y dicho con exactitud, nos jugamos todo nuestro ser en ese momento. Creo que debemos superar toda clase de miedo a ver las cosas como son, porque nada sacamos, en todo caso perjudicarnos, con cerrar los ojos a la verdadera y única realidad.
Es muy triste encontrarnos con una realidad que pudimos cambiar en muchos momentos de nuestra vida, y que, por no prestarle atención y distraernos con cosas caducas, ahora en el atardecer de nuestra vida ya no podemos hacer nada. Mientras caminamos siempre estamos a tiempo para modificar el rumbo y la orientación, pero llegados a la meta ya no podemos retroceder sino entrar por la puerta elegida.
Una buena solución es pensar que este momento que vivo ahora es o puede ser el último que voy o puedo vivir. Siempre nos está acechando la posibilidad de parar en cualquier momento: un accidente, una distracción, una coincidencia fatal, una enfermedad, un...etc. Cada día navegamos al filo de la navaja y podemos cortarnos. Ese estar vigilante nos puede ayudar a mantenernos despierto y a tener nuestro corazón abierto al amor.
Porque, y eso lo sabemos todos, las únicas cosas que quedaran de nosotros es todo aquello que hayamos hecho de forma gratuita, sin ningún interés y por amor. Sólo de eso seremos recordado y nuestro juicio va a estar fundamentado en eso. Por eso, es hora de cambiar y de empezar a amar, amar y amar. Sólo eso hace falta porque en el atardecer de nuestra vida seremos juzgados del amor, del amor entregado gratuitamente, porque de otra manera dejaría de ser amor.
En muchos momentos de nuestra vida hemos asistidos a infinidad de duelos y funerales. Hemos visto morir a nuestros padres, hermanos, familiares, amigos, conocidos, padres de nuestros amigos...etc., y, quizás nos hayamos acostumbrado a ver eso como algo natural e inevitable, y así es, pero podemos evitarlo de otra forma, porque no hemos sido creados para morir, y después de sufrir, lo que nos pertenezca, porque también tendremos alegrías y buenos momentos en esta vida, continuar sufriendo en la otra y para siempre, sino que estamos llamados para, una vez experimentado nuestra propia pascua, resucitar para ser felices eternamente, sin nada de sufrimientos, sólo alegría de inmensa felicidad en la presencia de nuestro PADRE DIOS.
Yo vivo cada momento con agradecimiento, amor y perdón, como si fuera el último
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