Todo lo que puedas leer, oír y aprender es bueno, y sirve de mucho y para mucho. Sin embargo, no hay nada que se quede tan grabado que aquello que experimentas en la propia vivencia de tu propia vida. Hasta ese momento no has llegado a comprender y a hacer tuyo el hecho oído, leído o aprendido. A partir de ahora tu vida será diferente ante la vivencia de ese hecho.
Eso es lo que ha ocurrido y ocurre en la vida de muchas personas. Tras la vivencia de una situación concreta su interior cambia de forma radical y su voluntad ordena otro rumbo a sus actos diariamente realizados. Tal es el caso de aquella joven madre que, teniendo a su hijito de cinco meses en sus brazos, viendo las espantosas y trágicas imágenes del terremoto de Haiti, su corazón se conmovió y apesadumbrada por la suerte de aquellos niños, ahora huérfanos, corrió a depositar 100 euros, que no le sobraban, para cooperar y solidarizarse con la causa por ayudar a esos niños.
Todos conocemos muchos testimonios de personas que han dado un vuelco de 360 grados en la jerarquía de sus valores al experimentar en su propia carne la tragedia y miseria de otros. Ayer, observando por la tele, lo poco que trato de verla, al Padre Castellano y su ingente labor en Bolivia, pensé que allí no sería tan difícil responderle a JESÚS, porque el ambiente, la comunidad y todo lo que se respira alrededor te santifica y te hace sacar fuerzas de donde no las hay.
Es cuando comprendes que el ambiente es muy poderoso y ayuda mucho. Y cuando empiezas a descubrir que lo que buscas, eso que todos llamamos felicidad, está detrás del darse y entregarse. Incluso, aquellos que lo hacen desde la razón, y no movidos por la fe, descubren que nunca se sienten mejor que cuando se dan y entregan a ayudar a otros. Eso significa ser hombres nuevos, libres de todo egoísmo y apegos que te esclavizan, excluyen y someten.
Y, aun sin saberlo, los que no creen tenerla (la fe) están actuando porque la tienen, pues creer en la razón y sentido común, y sobre todo, en el hombre, es creer en su Creador. El hombre sin DIOS no es hombre, porque no existiría y nada, sin ÉL, tiene sentido. A pesar de no mirar para su Creador, están configurados a su imagen y semejanza, y es sólo por eso, por lo que aman a los otros hombres sin excluir condición, raza o color. Y sólo llegarían a perdonar y a amar al enemigo cuando su última motivación está dirigida, sustentada y apoyada en la acción del ESPÍRITU, que lo fortalece y lo llena plenamente del Amor que le viene del PADRE.
Tal es el caso de la siguiente carta que les invito a leerla y a propagarla, al menos sus criterios y actitudes, sin ánimo de acritud, agresividad y venganza, sino al contrario, con la esperanza de que nos demos cuenta que la razón y el sentido común nos lleva inevitablemente a descubrir al Creador, y en el Creador, al hermano, al otro que también ha sido creado por el Creador, y por lo tanto, hermanos en JESÚS, el HIJO predilecto del PADRE Creador.
Eso es lo que ha ocurrido y ocurre en la vida de muchas personas. Tras la vivencia de una situación concreta su interior cambia de forma radical y su voluntad ordena otro rumbo a sus actos diariamente realizados. Tal es el caso de aquella joven madre que, teniendo a su hijito de cinco meses en sus brazos, viendo las espantosas y trágicas imágenes del terremoto de Haiti, su corazón se conmovió y apesadumbrada por la suerte de aquellos niños, ahora huérfanos, corrió a depositar 100 euros, que no le sobraban, para cooperar y solidarizarse con la causa por ayudar a esos niños.
Todos conocemos muchos testimonios de personas que han dado un vuelco de 360 grados en la jerarquía de sus valores al experimentar en su propia carne la tragedia y miseria de otros. Ayer, observando por la tele, lo poco que trato de verla, al Padre Castellano y su ingente labor en Bolivia, pensé que allí no sería tan difícil responderle a JESÚS, porque el ambiente, la comunidad y todo lo que se respira alrededor te santifica y te hace sacar fuerzas de donde no las hay.
Es cuando comprendes que el ambiente es muy poderoso y ayuda mucho. Y cuando empiezas a descubrir que lo que buscas, eso que todos llamamos felicidad, está detrás del darse y entregarse. Incluso, aquellos que lo hacen desde la razón, y no movidos por la fe, descubren que nunca se sienten mejor que cuando se dan y entregan a ayudar a otros. Eso significa ser hombres nuevos, libres de todo egoísmo y apegos que te esclavizan, excluyen y someten.
Y, aun sin saberlo, los que no creen tenerla (la fe) están actuando porque la tienen, pues creer en la razón y sentido común, y sobre todo, en el hombre, es creer en su Creador. El hombre sin DIOS no es hombre, porque no existiría y nada, sin ÉL, tiene sentido. A pesar de no mirar para su Creador, están configurados a su imagen y semejanza, y es sólo por eso, por lo que aman a los otros hombres sin excluir condición, raza o color. Y sólo llegarían a perdonar y a amar al enemigo cuando su última motivación está dirigida, sustentada y apoyada en la acción del ESPÍRITU, que lo fortalece y lo llena plenamente del Amor que le viene del PADRE.
Tal es el caso de la siguiente carta que les invito a leerla y a propagarla, al menos sus criterios y actitudes, sin ánimo de acritud, agresividad y venganza, sino al contrario, con la esperanza de que nos demos cuenta que la razón y el sentido común nos lleva inevitablemente a descubrir al Creador, y en el Creador, al hermano, al otro que también ha sido creado por el Creador, y por lo tanto, hermanos en JESÚS, el HIJO predilecto del PADRE Creador.
CARTA DE UNA MADRE A OTRA EN EL PAÍS VASCO
- De madre a madre:
Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de TV en la manifestación de ayer a favor de la reagrupación de presos de ETA y su transferencia a cárceles del país vasco.
Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo que supone económicamente para ti ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.
Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas querían ser solidarias contigo, y que contáis con el apoyo de comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONG,s, etc., etc.
Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.
Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando y ganando poco, idénticas son las dificultades que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio sólo puedo visitarlo los domingos, porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia.
Felizmente también cuento con el apoyo de amigos, familiares, etc.
Si aún no lo sabes, yo soy la madre de aquel joven que murió cuando se dirigía al instituto y que al pasar cerca de un coche aparcado, éste hizo explosión a causa de la bomba lapa que tu hijo puso en los bajos de ese coche. En la próxima visita, cuando tú estés besando y acariciando a tu hijo, yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba.
Ah!, se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un cómodo colchón y comiendo comida caliente todos los días.
Otra cosa querida: ni al cementerio, ni a mi casa, nunca vino ningún representante de esas entidades que tan solidarias son contigo, para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento, y ni siquiera para decirme cuáles son MIS DERECHOS.
Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo que supone económicamente para ti ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.
Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas querían ser solidarias contigo, y que contáis con el apoyo de comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONG,s, etc., etc.
Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.
Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando y ganando poco, idénticas son las dificultades que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio sólo puedo visitarlo los domingos, porque trabajo incluso los sábados para el sustento y educación del resto de la familia.
Felizmente también cuento con el apoyo de amigos, familiares, etc.
Si aún no lo sabes, yo soy la madre de aquel joven que murió cuando se dirigía al instituto y que al pasar cerca de un coche aparcado, éste hizo explosión a causa de la bomba lapa que tu hijo puso en los bajos de ese coche. En la próxima visita, cuando tú estés besando y acariciando a tu hijo, yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba.
Ah!, se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un cómodo colchón y comiendo comida caliente todos los días.
Otra cosa querida: ni al cementerio, ni a mi casa, nunca vino ningún representante de esas entidades que tan solidarias son contigo, para darme apoyo ni dedicarme unas palabras de aliento, y ni siquiera para decirme cuáles son MIS DERECHOS.
Concluyo añadiendo que todos, como recita la imagen, tenemos derechos humanos que, precisamente, son todo lo contrario que derechos inhumanos que van contra la razón, el sentido común y la propia dignidad y esencia del hombre. Seamos defensores y portadores de los derechos que derivan de la razón, de nuestra propia humanidad que nos dignifica y nos proclama "hombre", la criatura más perfecta y racional que habita en este planeta.
Realmente la carta es conmovedora, aunque creo que en algunos corazones no producirá efecto. Nos queda la esperanza de creer en una justicia verdadera. Hasta entonces que dificil es a veces saber juzgar con misericordia. Que dificil controlar nuestra sed de justicia que no llega. Una gran reflexión donde hacerse varias preguntas. Gracias una vez más. Unión de oraciones, sobre todo para esas veces en que nuestra luz se debilita.
ResponderEliminarSí, Angelo, detrás de ésta y otras reflexiones se esconde la respuesta a muchas de nuestras preguntas.
ResponderEliminarDIOS nos cincela con el dolor y sufrimiento, que nosotros mismos causamos y sufrimos. DIOS se aprovecha, por decirlo de alguna forma, de nuestra pobre condición humana para modelarnos y que maduremos hacia la perfección de darnos cuenta que somos sus amadisimos hijos.
Un abrazo en XTO.JESÚS.