No tiene sentido vivir sin mirar donde vamos, y cuando y como será el final del viaje. Porque, queramos o no, sabemos que en algún momento nuestro viaje se detendrá y, nos guste o no, tendremos que bajarnos y parar nuestro camino. En ese momento se acabó nuestra capacidad de elección y todo nuestro destino estará a merced de la Misericordia de DIOS.
Nunca he entendido, y cada día más, que los hombres y mujeres capaces de hacer grandes obras, aquí en la tierra, dotados de una inteligencia extraordinaria, para nosotros los hombres, y tocados por un talento superdotado para descubrir y realizar grandes logros que hacen la vida de los hombres y mujeres más agradable, más confortable, más humana, no sean capaz de darse cuenta que sus propias vidas terrenales terminaran un día.
Sí, por supuesto, que sé que lo saben, pero lo que no llego a entender es que, sabiendo y conociendo lo que nos va a ocurrir no reparen en meditarlo y reflexionarlo. Y digo esto dando por sentado que si que lo habrán pensado y meditado, pero, ¿qué eso no les haya movido a cambiar el rumbo, no lo entiendo? Sólo llego a la conclusión que, al final, no son muy inteligentes.
Pueden alegar diciendo que no creen en nada y, por lo tanto, nada tienen que cambiar. Sin embargo, se crea o no, la elección debe hacernos tomar una decisión y actuar en consecuencia. Por ejemplo, pienso que una persona que no crea, su actuación deberá ir dirigida a enriquecerse todo lo más posible en este mundo, y pasarlo lo mejor posible. Es en lo único que cree, y, por supuesto, lo único que tiene. Debe, en consecuencia, aprovecharlo lo mejor que pueda.
También, pienso, que todo estará muy sujeto a la estrella que cada uno tenga. Me refiero a la tan llamada suerte, pues a muchos la vida les depara, por mucho que posean y tengan, muchos sufrimientos, tropiezos, contrariedades, enfermedades...etc. Pero lo más clarificador y notable es que, a pesar de todo, la película termina siempre igual y la pregunta siempre es la misma: ¿Para qué tantos anhelos, esfuerzos, luchas, enfrentamientos, avaricia, guerras, poder, riquezas... sí siempre ocurre igual y todo termina de la misma forma¨"con la muerte".
Se desprende que hay algo más importante que todos deseamos y buscamos, y que está dentro de nosotros mismos, y que también, nos ha sido proclamado. Sería inteligente y muy importante escucharlo, darle gran importancia y observarlo. Conocemos ya nuestro fin terrenal, ¿no valdría la pena tratar de conocer nuestra continuidad? Porque todos ansiamos tenerla, y todo aquello que se desea y se ansía está dentro de la posibilidad de alcanzarlo.
De todas formas, lo conocido no nos llena plenamente, no nos satisface, pues nos morimos de miedo que nos llegue el momento de acabar y nos entristecemos en la medida que se acerca. La vejez, aquellos que pueden sentirla y vivirla, es un camino de plazos que nos indica como nos vamos deshaciendo y acabando nuestro vivir. ¿No vale la pena buscar otra posibilidad más de acuerdo con lo que sentimos dentro de nosotros mismos?
Desde esta reflexión, qué creo todos nos hacemos en algún momento de nuestra vida, es de dónde vivencio la experiencia de no comprender como permanecemos pasivos ante tal realidad y tan grande tesoro. Observo anonadado como se cambia la Vida plena y eterna por un puñado de años donde la rutina y la insatisfacción no nos deja ser libres y nos esclaviza buscando y buscando donde no hay sino un volver a empezar. Nada nos llena plenamente y tratando de buscar se nos va la vida sin encontrar ese tesoro que anhelamos, y que lo tenemos delante de nosotros mismos.
Detrás de esta vivencia experimento que no hay nada más inteligente y sabio que buscar el verdadero tesoro de nuestra vida. Y eso está vinculado a mirar cuál será el final de nuestro viaje. No para preocuparnos y estar pendiente, pero sí para vivir el presente, es lo que importa, más de acuerdo con lo que será nuestro final. Estamos llamados a una vida mejor y gozosa, pero eso nos exigirá unas actitudes que, sintiéndola en nuestro interior, debemos esforzarnos en que no sean ahogadas por nuestras tendencia humana que nos impide realizarlas.
Posiblemente tengamos la idea de pensar que una vez nos llegue nuestro final, todo acabará, y dejaremos de sentir y de padecer. Ojos que no ven, corazón que no siente, dice el refrán. Más no debemos perder de vista que, pase lo que pase, no moriremos, sino que permaneceremos vivos, sólo que estaremos a la derecha o a la izquierda del gozo eterno o de la condena a vivir desesperados para siempre. Esa es la carta que nos jugamos por mucho que queramos mirar para otro lado. Y esa es, según yo lo creo, la mejor forma de pensar y de ver las cosas. Como diríamos en nuestro lenguaje: "la manera más inteligente de entender la vida que nos ha sido regalada".
Nunca he entendido, y cada día más, que los hombres y mujeres capaces de hacer grandes obras, aquí en la tierra, dotados de una inteligencia extraordinaria, para nosotros los hombres, y tocados por un talento superdotado para descubrir y realizar grandes logros que hacen la vida de los hombres y mujeres más agradable, más confortable, más humana, no sean capaz de darse cuenta que sus propias vidas terrenales terminaran un día.
Sí, por supuesto, que sé que lo saben, pero lo que no llego a entender es que, sabiendo y conociendo lo que nos va a ocurrir no reparen en meditarlo y reflexionarlo. Y digo esto dando por sentado que si que lo habrán pensado y meditado, pero, ¿qué eso no les haya movido a cambiar el rumbo, no lo entiendo? Sólo llego a la conclusión que, al final, no son muy inteligentes.
Pueden alegar diciendo que no creen en nada y, por lo tanto, nada tienen que cambiar. Sin embargo, se crea o no, la elección debe hacernos tomar una decisión y actuar en consecuencia. Por ejemplo, pienso que una persona que no crea, su actuación deberá ir dirigida a enriquecerse todo lo más posible en este mundo, y pasarlo lo mejor posible. Es en lo único que cree, y, por supuesto, lo único que tiene. Debe, en consecuencia, aprovecharlo lo mejor que pueda.
También, pienso, que todo estará muy sujeto a la estrella que cada uno tenga. Me refiero a la tan llamada suerte, pues a muchos la vida les depara, por mucho que posean y tengan, muchos sufrimientos, tropiezos, contrariedades, enfermedades...etc. Pero lo más clarificador y notable es que, a pesar de todo, la película termina siempre igual y la pregunta siempre es la misma: ¿Para qué tantos anhelos, esfuerzos, luchas, enfrentamientos, avaricia, guerras, poder, riquezas... sí siempre ocurre igual y todo termina de la misma forma¨"con la muerte".
Se desprende que hay algo más importante que todos deseamos y buscamos, y que está dentro de nosotros mismos, y que también, nos ha sido proclamado. Sería inteligente y muy importante escucharlo, darle gran importancia y observarlo. Conocemos ya nuestro fin terrenal, ¿no valdría la pena tratar de conocer nuestra continuidad? Porque todos ansiamos tenerla, y todo aquello que se desea y se ansía está dentro de la posibilidad de alcanzarlo.
De todas formas, lo conocido no nos llena plenamente, no nos satisface, pues nos morimos de miedo que nos llegue el momento de acabar y nos entristecemos en la medida que se acerca. La vejez, aquellos que pueden sentirla y vivirla, es un camino de plazos que nos indica como nos vamos deshaciendo y acabando nuestro vivir. ¿No vale la pena buscar otra posibilidad más de acuerdo con lo que sentimos dentro de nosotros mismos?
Desde esta reflexión, qué creo todos nos hacemos en algún momento de nuestra vida, es de dónde vivencio la experiencia de no comprender como permanecemos pasivos ante tal realidad y tan grande tesoro. Observo anonadado como se cambia la Vida plena y eterna por un puñado de años donde la rutina y la insatisfacción no nos deja ser libres y nos esclaviza buscando y buscando donde no hay sino un volver a empezar. Nada nos llena plenamente y tratando de buscar se nos va la vida sin encontrar ese tesoro que anhelamos, y que lo tenemos delante de nosotros mismos.
Detrás de esta vivencia experimento que no hay nada más inteligente y sabio que buscar el verdadero tesoro de nuestra vida. Y eso está vinculado a mirar cuál será el final de nuestro viaje. No para preocuparnos y estar pendiente, pero sí para vivir el presente, es lo que importa, más de acuerdo con lo que será nuestro final. Estamos llamados a una vida mejor y gozosa, pero eso nos exigirá unas actitudes que, sintiéndola en nuestro interior, debemos esforzarnos en que no sean ahogadas por nuestras tendencia humana que nos impide realizarlas.
Posiblemente tengamos la idea de pensar que una vez nos llegue nuestro final, todo acabará, y dejaremos de sentir y de padecer. Ojos que no ven, corazón que no siente, dice el refrán. Más no debemos perder de vista que, pase lo que pase, no moriremos, sino que permaneceremos vivos, sólo que estaremos a la derecha o a la izquierda del gozo eterno o de la condena a vivir desesperados para siempre. Esa es la carta que nos jugamos por mucho que queramos mirar para otro lado. Y esa es, según yo lo creo, la mejor forma de pensar y de ver las cosas. Como diríamos en nuestro lenguaje: "la manera más inteligente de entender la vida que nos ha sido regalada".
Querido Salvador.. En verdad comparto contigo en esta reflexion. Aunque bien es cierto que debemos vivir el presente como si fuese el ultimo dia de nuestras vidas, tambien es cierto que debemos vivirlo de tal forma, que nos cause o nos lleve al exito celestial al final de nuestros dias. Tristeza y coraje tambien me da, de ver, tanta y tanta gente que vive solamente pensando en si mismos de una forma egolatra y pesimista. No creen o pretenden no creer en nada porque tal vez le resulta mas comodo vivir para "para irla pasando". Que desperdicio de tiempo. Me gustaria decir, que solo nos queda pedir mucho por esa gente que no ha abierto los ojos aun para poder ver la grandeza de Dios Nuestro Sr. en cada detalle de sus vidas... en cada latido de sus corazones... en cada respiro de sus pulmones. Mucho amigo, nos queda por haccer por esta gente... Pedirle mucho a nuestro Creador para que lo puedan encontrar antes de que lleguen a su Presencia. Como siempre, estas en mis oraciones asi como los tuyos y cada una de las personas que se cruce por tu camino. Un fuerte abrazo en Cristo Redentor. Kalina
ResponderEliminarGracias Kalina por tus oraciones y tus comentarios.
ResponderEliminarLa oración es la puerta que nos mantiene unido al SEÑOR. JESÚS tiene muy presente en su vida sus espacios de oración con el PADRE. Me atrevería a decir que la oración es el motor que nos pone en marcha desde que despertamos hasta que volvemos a cerrar los ojos.
En la vida de JESÚS hay muchos ejemplos de oración que nos alumbran el criterio de como debe ser nuestra oración:
el amigo importuno,(Lc 11, 5-13), la viuda inoportuna (Lc 18, 1-8) y el fariseo y el publicano, (Lc 18, 9-14).
Un fuerte abrazo en XTO.JESÚS.