Hay un denominador común en la vida de las personas que han dado un SÍ total a la llamada de DIOS. Es algo como si se repitiera en cada uno de ellos y de forma casi idéntica, aunque con diferentes hechos, pero con igual actitud y respuesta. Realmente esa observación, silenciosa, serena y reflexiva me ha llevado a preguntarme cuál es mi respuesta a la solicitud de DIOS, porque seguro que hay una llamada, y se espera una respuesta.
Indudablemente, que para encontrar la llamada es necesario buscarla y pedirla, porque ocurre que en el transcurso del correr por el mundo la llamada puede quedar desdibujada, ahogada y casi sin volumen para ser oída. Y ahí, ocurre que podemos entenderla mal, y mal es que le damos la respuesta que nos satisface, que está a nuestro alcance y que no nos saca de nuestro acomodamiento; a lo sumo nos exige un pequeño sacrificio.
Sólo, permaneciendo en la mayor disponibilidad estaremos en la parrilla de salida para responder. Es la primera condición que cumplió Abrahan, Moisés y María, los tres creyentes en los que quiero fijarme en esta reflexión-vivencia que hoy escribo.
Abrahan lo dejó todo; salió de sí mismo; levantó su campamento y caminó, sin saber a dónde, según la llamada y promesa de DIOS. Es fácil escribirlo y decirlo, pero imaginar lo que eso pudo suponer para Abrahan y su gente supone una decisión muy dura, costosa y difícil. Y no pensemos que la orden fue clara y segura. Pues el DIOS que le hablaba no se veía, ni te daba la confianza que eso iba a ser así. Sólo prometía y daba su Palabra que eso se cumpliría, pero de eso a creerlo va un abismo.
Y las cosas, prometidas hoy, no se consumaban mañana, ni se entendía como iba a suceder, pues a criterios humanos eran imposible de que sucediesen. Todo era fiarse y obedecer. Así, a pesar de las dificultades, lo hicieron Abrahan, Moisés y María. Ahora, me pregunto yo: ¿hago yo lo mismo? ¿estoy abierto a la llamada? ¿estoy en camino para encontrarla?
Y no fue un camino de ir comprendiendo, sino todo lo contrario: un camino lleno de dudas, desconfianzas, incomprensiones, sin sentido a veces... ¿cómo va a suceder esto?; ¿a mi edad cómo voy a tener un hijo?; ¿cómo y de qué forma le voy a hablar al Faraón? A pesar de todo, TÚ, PADRE tienes Palabra de vida eterna y si tú lo dices, yo lo hago. Esa fueron las respuestas que el SEÑOR encontró en esas Personas.
Abrahan no entendió cómo tenía que sacrificar a su hijo, más acató la orden; Moisés respondió dejando una vida cómoda y llena de placeres, situándose al lado de su pueblo y respondiendo a la llamada de liberarlo. ¡Menuda misión! Y que decir de María, cuando tenía su vida proyectada en compañía de José, todo se tuerce ante la llamada del PADRE: "hágase en mi tu Voluntad"
Las tres respuestas han significado unas renuncias totales, y unas disposiciones a abandonarse en las MANOS del SEÑOR. Y ese es el camino, que han seguido otros muchos, desde los Apóstoles hasta los que todavía siguen en total disposición en cumplir la Voluntad del PADRE DIOS.
No debemos desesperar, porque todo eso ha sido, ante la actitud de querer y decir SÍ, por la Gracia de DIOS que ha llenado sus vidas y ha hecho posible que, con su pequeño fuerzo desde la libertad, se hayan realizado obras grandiosas que santifican al SEÑOR: "El SEÑOR ha hecho obras grandiosas en Mí, su nombre es Santo y su Misericordia llega a sus fieles de generación en generación".
Debemos confiar y tener la paciencia que tuvo Abrahan, Moisés y María, ejemplos que nos alumbran el camino a seguir, con verdadera humildad y serenidad, pues nuestro PADRE DIOS sabe lo que podemos y lo que necesitamos, y nos pedirá lo que realmente somos capaces de dar, pero, eso sí, esforcémonos en abrirnos a su Gracia.
Salvador: en esta bella y extensa entrada dices que hay que esforzarse para llegar a su gracia, y así es. Sin esfuerzo no podemos conseguir nada. Piensa que nacemos pequeñitos, el mundo entero se vuelca en nuestra protección, y todo cuanto sabemos, todo cuanto somos, se consigue con esfuerzo y tesón.
ResponderEliminarOjalá sepamos decir sí a Dios con la misma fe y confianza que Abraham.
Me ha gustado. ¡Un fuerte abrazo!
Hola Rosa, bienvenida a esta tu casa, donde tienes las puertas abiertas para compartir y fortalecer los criterios que hacen que el mundo sea mejor, más justo y solidario.
ResponderEliminarAsí es, nuestra vida es ascendente, como JESÚS, desde Galilea a Jerusalén, toda una subida al Calvario. Y aunque la recibimos gratis en JESÚS, mereciendo por ÉL participar de la Vida misma de Dios, no por eso es barata, cuesta subirla y vivirla, pero partimos con ventaja, que JESÚS va con nosotros. Y con ÉL soy mayoría aplastante.
Un abrazo en XTO.JESÚS.