Miro a mi alrededor y no encuentro problemas, pues los de Tony me los ha ocultados. Reflexiono y entiendo el auténtico sentido de relación que llevamos en nuestras entraña: somos seres profundamente relacionados y, por lo tanto "comunitarios".
Comunitarios, porque en esa "común-unión" está implícita el potenciarnos y apoyarnos los unos a los otros. O dicho de otra forma: "la posibilidad de poder y hacer realidad el amarnos (entregarnos) los unos a los otros".
Tony Melendez con su vida y testimonio ha hecho vibrar, en lo más intimo de mi interior, el aceptarme como soy, pero, más todavía, el quererme y aceptar tal cual DIOS me ha creado. Y digo esto porque no es fácil hacerlo, y menos entenderlo.
Una rápida y simple mirada a nuestro alrededor basta para comprobar la ingente depresiones y conflictos que pululan en nuestro entorno social. Personas dotadas de unos físicos íntegros, sanos y bien dotados para el servicio, el trabajo y la solidaridad del bien común, optan por negar todos los bienes recibidos, declararse en rebeldía con sus circunstancias presentes, y adoptar una actitud enfrentada a todo lo que sea hacer y construir el bien común.
Tony Melendez, como el mostrado en el vídeo "una vida sin barreras", nos insultan e interpelan demostrándonos la sin razón e ingratitud de nuestra actitud de hijos desagradecido. Pienso que todo esto se vincula a la tentación irresistible de: "cuanto más se tiene, más soberbio y suficiente te vas convirtiendo".
Bien nos advirtió el SEÑOR al decirnos: "es más difícil que entre un rico en el cielo, que un camello pase por el agujero de una aguja". En la medida que nos abandonamos al hedonismo y nos ponemos por meta la tan progre frase: "calidad de vida", conseguimos los efectos contrarios: la vida se nos entristece y se nos empeora. Y es que en la medida que nos alejamos del SEÑOR perdemos no solo las manos, sino los pies, la cabeza, todo nuestro cuerpo y hasta lo más grade: "el alma".
Sólo en el SEÑOR y acercándonos a ÉL tendremos manos, pies, cabeza, todo nuestro cuerpo, alma y una plena felicidad eterna. Ese es el ejemplo de Tony Melendez y del otro compañero del que no sé su nombre, pero me basta su vida y testimonio. Un fuerte abrazo en CRISTO para ambos.
P.D. Al terminar la reflexión y volver a ver el testimonio de Tony he sentido y dejado escapar irresistiblemente unas lágrimas de esperanza y felicidad contenida en el gozo de sentir la presencia del ESPÍRITU que nos fortalece. Las palabras de nuestro querido Juan Pablo II retumbaron en mi interior como un volcán que explota y grita: ¡¡adelante!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.