No voy a defender
a los hombres, pero tampoco a las mujeres. Creo que sobra tanto lo uno como lo
otro. Leyes hay para que haya respeto mutuo, y sobran muchas otras que se han
agregado con fines partidistas y políticos. Supongo que el planteamiento está
claro.
Ahora, parece ser
que el abuso sexual sólo viene de la actuación del hombre. Es, al parecer
considerados por todos, el móvil que busca y desea el contacto sexual y que, en
ocasiones, se extralimita. La clave está en determinar cuando es consentido o
se ha extralimitado. Y ahí entran las leyes, las interpretaciones, las pruebas
y todo lo demás.
Pero, ¿y la mujer?
¿Puede ir por las calles luciendo su cuerpo, en algunos casos, hasta
transparente, nalgas señaladas, pechos casi al descubierto, invitando a
recrearse en ellos con la intención de seducir. ¿No debe considerarse la forma
de vestirse una posibilidad de seducir y provocar en el otro sexo una
invitación al contacto y sexo? ¿No es eso una forma de provocación y tentación sexual dirigido a excitar al otro sexo? ¿No se debe tomar medidas, y considerarlas
como provocación y tentación sexual, en esta forma de usar sus cuerpos las mujeres para excitar
al hombre? ¿No es esto una trampa de la hembra, para luego salir con la
denuncia de acoso sexual, cuando primero ella ha provocado y excitado al macho.
Posiblemente todo esto necesita una revisión, porque en mi humilde opinión estas leyes se deben más a beneficio de partidismo y políticos que a la verdadera realidad del sexo. Es evidente que siempre habrá quien abuse, como quien seduzca, tanto por egoísmo, intereses o enfermedad, como ocurre en todos los órdenes de la vida, pero para eso están ya las leyes.