 |
Debo ser agradecido por mi vida, porque puedo disfrutarla día a día y... |
Puede ser que nos suceda, al menos yo lo he experimentado y, por supuesto, reflexionado. Ante una gracia concedida, ante un deseo realizado, ¿cómo reacciono? Hace unos momentos uno de mis hijos ha accedido a un buen empleo. Estaba parado y, en este tiempo de crisis las esperanzas se hacen difíciles de mantener.
Es paradójico, cuando peor se pintan las circunstancias, cuando todo indica que nada es favorable, aparece el mejor, por lo menos por ahora, empleo. Y también porque de alguna manera está relacionado con su preparación y formación: sociólogo. Y no a un puesto secundario, sino como director. Noto su alegría y su entusiasmo, algo que no había advertido en él hasta hoy.
Mi oración de la mañana, igual la de su madre, estaban dirigidas a esa petición. Siempre, lo hemos aprendido y descubierto, tanto Berta, mi mujer, como yo, a someternos, primero, a la Voluntad del SEÑOR, y si le conviene desde el punto de vista espiritual. Porque de que te vale ganar un buen puesto de trabajo, poder y riquezas si pierdes lo importante, lo más importante.
De repente he caído en la cuenta, ¿realmente estoy agradecido? Claro que quiero estarlo, pero, ¿lo estoy verdaderamente desde lo más profundo de mi corazón? Ya ha pasado un rato y casi no me acuerdo. Seguro que a él, mi hijo, le durará más, pero dentro de un poco de tiempo, igual está cansado o se lo adjudica por propio derecho. Sólo, asiento ese acertijo, "valoramos las cosas cuando no las tenemos o las perdemos".
Experimento que no sabemos dar gracias, o al menos no lo sentimos. Una vez más me doy cuenta que los sentimiento son dones y gracias de DIOS. ÉL es el que me puede iluminar y hacerme sentir profundamente esa gratitud, que yo por mucho empeño me cuesta sentir. Por eso, a la menor tentación sucumbimos, y perdemos la referencia y responsabilidad de ser agradecido. Pasa mucho en las familias, hijos y esposos.
Ese pensamiento me ha llevado a hacer una oración:
SEÑOR, perdóname por no saber agradecerte todo
lo que me has dado. Perdóname por ser un hijo
desagradecido. Quiero agradecertelo, pero
se me escapa de mis sentimientos.
Me doy cuenta de mi humanidad pecadora, y sé
que todo es Gracia tuya. Me doy cuenta de
que no soy es querer. Sí, me has dado
voluntad para ese empeño, pero
puesto por mi parte, que es
mi deber, necesito tu
Gracia para lograrlo.
Y es esa Gracia la que te vengo a pedir. Enséñame
a ser agradecido y a darme cuenta que sólo en
TI puedo aprender a darme cuenta de que
todo lo recibido es don y Gracia Tuya. Amén.
Y de la oración sale un sentimiento de agradecimiento por tantas cosas:
-gracias, SEÑOR, por haberme dado la vida,
-gracias, SEÑOR, por tener un poco de fe,
-gracias, SEÑOR, por sentirme atraído por TI,
-gracias, SEÑOR, por desear y empeñarme en escucharte, aunque me parezca que no lo logro,
-gracias, SEÑOR, por sentir motivos y fuerzas para esforzarme en ser más servicial,
-gracias, SEÑOR, por vencer, muchas veces, otras no, la impaciencia y aguantar las contrariedades de la vida,
-gracias, SEÑOR, por los compañeros blogueros, los grupos eclesiales, tu Cuerpo y tu Sangre, ofrecido a diario para mí,
-gracias, SEÑOR, por poder comunicarme, escribir, dialogar, compartir y crecer por el esfuerzo de muchos,
-gracias,SEÑOR, por los padres que me distes,
-gracia, SEÑOR, por los hermanos que tengo, incluso aquellos con los que he aprendido a ser más paciente, más comprensivo, más humilde, más tonto y perdedor para salir vencedor como TÚ,
-gracias, SEÑOR, por la mujer que me diste como compañera, empiezo a creer, ya hace algún tiempo que me di cuenta, como si me guiñaras el ojo, que fue obra tuya. Ella lo es todo para mí hoy,
-gracias, SEÑOR, por mis hijos, son los que TÚ has querido, y como un PADRE Bueno, son los mejores para mí,
-gracias, SEÑOR, por ayudarme a compartir los buenos momentos, y soportar los malos siempre mirándote y confiado en TI,
-gracias por tantas cosas que sería imposible de relatarlas todas, pero sobre todo, gracias por lo que sigues y continuas dándome cada día.
Sólo me queda dar las gracias por este año vivido, por todas las cosas buenas y también, a pesar de no desearlas, las malas, porque ellas nos hacen mejorar y crecer, y desear felicidad y buena ventura a todos, en el SEÑOR, para el año que entra.
Podrá pasarnos cosas y buenas y malas, pero todo en el SEÑOR será lo mejor, si lo sabemos mirar y dejarnos mirar por ÉL, para nuestro bien, porque un PADRE Bueno como ÉL no puede permitir que nos pase nada malo si permanecemos en ÉL.