Después
de un silencio y una mirada a la realidad actual, se levantaron y emprendieron
el camino de costumbre tratando de cambiar la conversación y buscar un tiempo
de relajación sin dramatismo. Siempre hay esperanzas de revertir las malas
situaciones y, ellos, simplemente, eran dos amigos, ya en edad de jubilados,
que muy poco podían influir y hacer. Sin embargo, en lo más profundo de sus
corazones, los dos amigos, habían decidido dar todo lo que de ellos podían
ofrecer. No podían permitir, sin al menos darse, luchar por todo lo bueno que
habían recibido y defenderlo para las sucesivas generaciones que venían.
Indudablemente, había que canalizar una buena rebelión en la Granja.
LA REALIDAD
DE NUESTRO TIEMPO
Era bonito recordar. No obstante, cuando uno llega a cierta edad, se da cuenta que vive de recuerdos, y traerlos a la memoria produce un cierto gozo y paz. Ver las fotos y los rostros de aquellos momentos traen muchos recuerdos y descubren los momentos de inmadurez que teníamos y los que tenemos ahora. Apreciamos el avance y lo que hemos crecidos. Y llegamos a descubrir el verdadero significado de la experiencia, porque, de ser ahora, hubiésemos tratado y afrontado los problemas de otra manera.
No cabe ninguna duda que la historia tiene mucha importancia. Los pueblos que no conocen su historia pierden su rumbo y su identidad. Y cuando no sabes quién eres, vives en un vacío que desorienta tu vida y pierde todo sentido. Necesitas saber quién eres para saber a dónde vas. Y tu historia es la que es. No puede ser adulterada ni transformada, sino contada según fue vivida y acaeció. Afortunadamente hay muchos registros, hemerotecas, archivos y documentales que la escenifican tal cual sucedió. Pero, no basta solo con eso, sino que hay que enseñarla presentándola tal y como sucedió. Es decir, memoria histórica sí, pero memoria de la verdad. Sin tapujos, mentiras ni partidismo.
Porque, lo que sucedió es lo que realmente interesa. Lo bueno y lo malo de cada época. Los pecados de unos y de otros, porque, tanto los de la izquierda como los de la derecha son pecadores. ¿O no? Decir lo contrario es mentira, y quienes mienten ya se están descartándose por sí solos. Por eso, conocer la historia nos hace mucho bien.
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