Oración de entrega al Señor. Creo, Señor, fortalece mi fe;
|
porque lo adviertes en tus propias carnes, sabes que te sientes atado y que no te encuentras con fuerzas para despegarte de tus propias inclinaciones. Inclinaciones que no son malas pero que te dominan y pueden arrastrarte a consecuencias no muy agradables.
Sabes donde están las diferencias, y entiendes que este apego, controlado y bien administrado, no es nada malo y hasta conviene y ayuda a la salud. Pero es peligroso no controlarlo porque tomado en abundancia puede convertirse en un apego peligroso y perjudicial. Todos sabemos dónde y cuáles son.
Y esa lucha sucede a diario y nos exige estar alerta, siempre vigilantes y atentos. Nos exige disciplina, voluntad y esfuerzos para no dejarnos arrastrar y ser vencidos. Es un combate a muerte que se hace duro, constante, difícil y nos puede llegar a desesperar.
En muchos momentos sucumbimos a esa lucha y nos sometemos a esas apetencias. Y sabemos que hacemos mal, pero nos autoengañamos y justificamos nuestro desvío, nuestra distorsión de la realidad. Al final terminamos sometidos, esclavizados. Experimentamos que verdaderamente no somos libres.
Nos gustaría ser mejor, ser bien intencionados, aspiramos a ello, pero algo nos impide hacerlo, nuestra naturaleza humana, nuestra carne se empeña en impedirlo. ¿Por qué? ¿Qué cárcel cautiva a nuestra libertad y a nuestro cuerpo? ¿Dónde podemos encontrar nuestra libertad, esa libertad a la que sentimos estar llamados?
Verdaderamente necesitamos encontrarla, porque tal como somos descubrimos que no queremos ser. A pesar de sentirnos a gusto, a pesar de autoengañarnos, a pesar de creernos felices. No, no lo somos porque estamos llamados a metas mayores. Hay un Ideal al que todos aspiramos, y ese Ideal conformará toda nuestra vida, aunque tú no lo adviertas ni lo descubras, pero, quieras o no, estás hecho para volar a gran altura, por encima de tus apegos e inclinaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.