En muchas ocasiones
la fe se esconde en las apariencias, o en los intereses. Está tan profunda que llega
a mezclarse y confundirse con el interés o el beneficio. ¿Qué suele suceder?
Pues, al menor atisbo de tormenta o tempestad la fe se derrumba y se descubre
que en su lugar primaba el interés o los beneficios y proyectos personales.
Es el momento de
darnos cuenta de que sobre la fe priman la fama, la vanagloria, la situación, el
respeto humano, los privilegios … Y lo que creíamos que era fe se derrumba como
un castillo de naipes. Decimos entonces que esa fe estaba apoyada sobre arena
movediza.
Hablamos de la película:
«La mujer milagro» (Tras
la expulsión de su padre de la iglesia donde predicó muchos años, Florence
Fallon se vuelve una amargada y pierde la fe. Consciente de su facilidad de
palabra, se alía con un estafador y se dedica a realizar milagros falsos pero
muy lucrativos. Pero quizá el amor y la confianza de un ciego la ayuden a
recuperar su fe en Dios y en el prójimo).
Realmente, la fe
se prueba en las tormentas de nuestra propia vida. ¿Cómo piensas que vamos a
demostrarle a nuestro Padre Dios que creemos en Él? Sólo hay una oportunidad,
cuando nos será difícil sostenernos y creer en su Palabra. Y eso sólo sucede en los momentos
que todo se nos tuerce y se pone cuesta arriba. Es verdad que cada cual tiene
su historia y a su medida, pero también es verdad que todos pasamos por
momentos en los que nos cuesta creer que Dios está a nuestro lado y nos
acompaña en esa travesía difícil de nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.