Es evidente que el
ser humano busca su plena realización. Muchos, por diversas circunstancia, encuentran
muchas dificultades para verlas cumplidas; otros no llegan incluso a
realizarlas o a media cumplirlas, pero todos se esfuerzan y afanan en conseguirlas.
De cualquier modo ese es el camino y la lucha de cada día.
Hay personas que,
sintiéndose fracasadas y no resistiéndose a ese fracaso, se lanzan a la aventura
de realizar su sueños; de descubrir lo que piensan que le hará feliz, y empeñan
todo sus bienes y esfuerzos en buscarlos y vivirlos. Este es el caso y el argumento, en mi humilde opinión, de la película que hoy comparto y presento: «Amor
prohibido» (Durante un crucero, una joven
bibliotecaria se enamora de un hombre casado...).
Las cosas que no
se construyen sobre roca terminan por derrumbarse. Con esto quiero significar
que todo lo que construimos sobre mentiras o surrealismo sus consecuencias son desbastadoras
y nos pasarán facturas.
De cualquier manera, todo lo que hagamos mal y perjudique a otros, tendremos que pagarlo. Es de sentido común y de justicia que así sea. Ese es el sentido de la existencia del Purgatorio, donde tendremos que pulgar y pagar todo lo que no hemos hecho bien y el mal que habremos producido, hasta purificarnos y conseguir la plenitud eterna en el cielo.
Infidelidades, pasiones,
egoísmos, deseos imposibles … Cuando tu camino no es el correcto y se desvía de
la virtud, por mucho que quieras enderezarlo te será imposible. Sólo la verdad
y aceptando la cruz de sus consecuencias, el arrepentimiento y el deseo de
volver a la verdad, encontrarás paz y sentido a tu camino.
Cuando realmente se ama desde la verdad y el desinterés personal, se entrega todo, hasta el extremo de dar tu propia vida. Tenemos a ese respecto un testimonio muy grande que trasciende nuestra vida: Nuestro Señor Jesús, entrega y da su Vida por verdadero amor, para salvar la nuestra. A pesar de nuestros rechazos, indiferencias y desplantes.
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