SOBRE IMAGENES

Este blog toma las imágenes de Google - Pinterest - para sus reflexiones sobre inquietudes y otros acontecimientos alumbrados desde el Evangelio. Pide de antemano permiso para ello y de no ser así ruego ser avisado para retirarlas.
Gracias.

domingo, 16 de diciembre de 2012

¡TEMPESTADES!


Cuando estamos cómodos e instalados en la paz, corremos el riesgo de quedarnos excluidos del amor a los demás y permanecer encerrados en nosotros mismos gozando de esa paz de forma exclusiva e individual. Ese sentirnos a gusto nos paraliza y tienta nuestro egoísmo a permanecer ahí.

Experimentamos que nos cuesta salir de esa situación y nuestro corazón entabla una lucha por no abandonar nuestro ego personal, incluso a costa de la indiferencia hacia los demás. Sentimos que esa paz no es una paz permanente ni nos llena plenamente. Algo nos descubre que solo pensamos en nosotros y eso nos revela que no actuamos como nos gustaría hacerlo.

La paz, cuando es verdadera paz venida de Jesús, es una paz activa, solidaria, permanente, comprometida, en constante lucha por establecer un reino de justicia, de amor y paz para todos. No se trata de una paz personal, posesiva y privada, sino que hablamos de una paz que, gozada dentro de mí, rebota hacia los demás.

Porque la paz, confundida con comodidad e instalación, se hace egoísta e indiferente y no mira a los demás, ni siente impulsos de solidaridad. Mejor, sí los sientes pero se resiste a darles respuestas. Por eso, una buena señal o signo de que se trata de buena paz sería sentirnos incómodo, inquietos, molestos y en estado de alerta para la lucha, porque amar, y no amarse, es algo que cuesta, y cuesta mucho.

Amar no es un sentimiento, sino un criterio. Un criterio que nos empuja a empeñarnos en amar, porque cuando el amor coincide con mis apetitos e intereses no hace falta amar. Eso está hecho por puro instinto, por impulso humano. Pero cuando el amor te exige solidaridad, misericordia, perdón, compartir, comprensión, humildad y olvido de ti mismo, la cosa cambia y se pone muy difícil.

Y es ahí donde se esconde la verdadera paz a la que me refiero y la que quiero encontrar. Esa paz que entra y no sale más, que permanece y invade toda tu alma y te hace eternamente feliz. Realmente, cuando es paz habita dentro de nuestro corazón, el mundo brilla de otra forma, y todos los hombres se sienten hermanos. Trabajemos por esa paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...